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Voto de Antonio Morales:
9
Bélico Segunda Guerra Mundial, 1944. Tras el desembarco de los Aliados en Normandía, a un grupo de soldados americanos se le encomienda una peligrosa misión: poner a salvo al soldado James Ryan. Los hombres de la patrulla del capitán John Miller deben arriesgar sus vidas para encontrar a este soldado, cuyos tres hermanos han muerto en la guerra. Lo único que se sabe del soldado Ryan es que se lanzó con su escuadrón de paracaidistas detrás de ... [+]
6 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todas las películas sobre el tema, creo que esta es la mejor en cuanto a realismo y alejada de cualquier retórica o épica patriotera. En mi opinión, los primeros 45 minutos del film, son absolutamente magistrales, cine de muchos quilates, y lo digo yo, que he criticado a Spilberg cuando se pone solemne y pedante. El cineasta tiene una especial habilidad para llegar al corazón del espectador, aquí retrata a unos personajes humanos con sus virtudes y sus flaquezas, podemos sentir el sudor frío del miedo, aquella madrugada del seis de Junio de hace setenta años en la playa de Omaha, hacinados en aquellas barcazas, con el hedor a vómitos en medio de un mar embravecido, antes de llagar a la playa, morían por la lluvia de proyectiles de las ametralladoras alemanas que barrían la playa, cuando no, ahogados por el excesivo peso de sus mochilas y su nula pericia para nadar.

Es el propio anciano James Ryan (Matt Damon), el que rememora mediante un “flashback” el horror de esos días. Si he de quedarme con un momento inolvidable, sería cuando comunican la nefasta noticia a la angustiada madre de los Ryan, ese coche que ella atisba desde su quehacer cotidiano en la cocina acercándose en el horizonte, ella sale hasta el porche, está contado sin palabras, tan sólo punteada por la música maravillosa de John Williams, eso es el cine en estado puro, en cuatro planos sin subrayar nada está todo dicho. La mano temblorosa en su cantimplora del capitán John Miller (Tom Hanks) un pobre maestro de pueblo que añora su hogar, dirigiendo un pelotón hacia el patíbulo. Spielberg y su operador nos ofrecen unas imágenes desconocidas hasta la fecha, una experiencia vital, ese realismo atroz donde vemos la muerte tan cerca, cruda y absurda.

Alejada de la artificiosidad a la que estamos acostumbrados en los films bélicos, el lado vulnerable de un misticismo habitual de años pretéritos, muy pocos, han sabido compensar de forma tan precisa, dentro del cine bélico, el espectáculo con la intimidad, la tragedia con el miedo, el honor, y el dolor. Su pasión por el material que tiene entre manos, su determinación por sentar un punto y aparte en las convenciones del cine bélico y su valentía por economizar situaciones de fácil manipulación dramática, convierte al film en una obra inolvidable, en un bastión de buen cine que yo tengo entre mis favoritas del género bélico.
Antonio Morales
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