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Voto de Antonio Morales:
2
Intriga. Drama Cuando el secretario general del Partido Comunista de España (PCE) es asesinado en Madrid, el partido encarga la investigación al detective Carvalho. Por su parte el gobierno encarga la investigación oficial a Fonseca, un anti-comunista. Carvalho llega de Barcelona para hacerse cargo del caso donde conoce a Carmela, una militante comunista que ha sido asignada como su chófer y su ayudante por el partido. Lo primero que hace Carvalho es ... [+]
9 de junio de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prolífico pero no siempre acertado Vicente Aranda, adaptó libremente esta novela recién publicada de Manuel Vázquez Montalbán, comunista confeso, que protagoniza uno de sus personajes más emblemáticos, el detective Pepe Carvalho (el escritor siempre pensó en Jean-Louis Trintignant para el detective), de origen gallego afincado en Barcelona. El detective se traslada a Madrid contratado por el Partido Comunista de España para investigar el asesinato de su Secretario General. Lo peor de esta historia que que el detective actúa siempre como testigo pero sin implicarse para nada en los acontecimientos, y que resulta más lamentable por la inexpresividad de Patxi Andion que encarna al detective gallego. La trama es aburrida y sin tensión, los personajes si exceptuamos a la excelente Victoria Abril, no son creíbles, todo es un despropósito poblado por personajes estrafalarios (la policía, la CIA el KGB son presentados de forma grotesca) sin convicción y que rozan la parodia.

Así, los representantes que han de velar por la ley y el orden, amén de respetar el ordenamiento legal, son retratados bajo toda su vileza y ridiculez, cargando excesivamente las tintas, en mi opinión, más de lo necesario. Su estulticia y verborrea fascistóide dan cumplida muestra de una mentalidad anclada hasta el tuétano en el fango de la estupidez. Si con el estamento policial se imponía un tratamiento paródico, sin llegar a una caricatura que es de por sí intrínseca, el PCE tampoco deja de ser comentado y recreado sus miembros con cierto sarcasmo. El Partido aparece como una congregación cuasi religiosa que procede casi en orden a rituales acotados y ascéticos, promoviendo una abismal distancia entre las bases y la cúpula directiva. Se extrae una sensación de métodos arcáicos de un grupo cerrado que se apiña cuando la cosa viene mal dada. Aranda se pierde y no acierta a ensamblar la trama, por otra parte poco atractiva y sin tensión.

Película coyuntural erosionada por el tiempo, que no la salva ni los buenos actores secundarios que la pueblan, pues recrea una intriga sin empatía con el detective protagonista, una trama insulsa, sin garra y anodina. No faltan unan cuantas escenas de sexo explícito, tan de moda en aquella época de destape, mostrando la promiscuidad de Carvalho, que tampoco añade nada interesante a la trama que se puede aceptar como una referencia histórica y testimonial de aquel 1981, en tiempos políticos convulsos, justo después del intento de golpe de Tejero secuestrando el Congreso de los Diputados, con su pistola reglamentaria, su barriguilla, su bigote, su tricornio y su célebre expresión de autoridad: “¡Se sienten, coño!”. Una de las películas más decepcionantes de Vicente Aranda.
Antonio Morales
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