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Voto de Antonio Morales:
8
Drama En la Roma de la posguerra, Antonio, un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo pegando carteles a condición de que posea una bicicleta. De ese modo, a duras penas consigue comprarse una, pero en su primer día de trabajo se la roban. Es así como comienza toda la aventura de Antonio junto con su hijo Bruno por recuperar su bicicleta mientras su esposa María espera en casa junto con su otro hijo. (FILMAFFINITY)
18 de septiembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede parecer una paradoja que sea esta película la que mejor ha resistido el paso del tiempo de cuantas fueron agrupadas bajo el apelativo de neorrealistas. El movimiento surgió como reacción al cine de propaganda fascista y a las comedias rosas que inundaron las pantallas italianas en los años anteriores. Fue una contestación, la respuesta a un régimen que les había obligado a vivir de una manera hipócrita y falsa. De Sica, Visconti y Rosselini pensaban que debían mostrar la realidad de la calle, la verdad del país.

Probablemente, el Neorrealismo no existió más que como principio teórico, pues entre “Ladrón de bicicletas”, “La terra trema” y “Alemania año cero” hay muchas más diferencias que semejanzas. ¿Qué fue entonces el Neorrealismo? Según los eruditos, el resultado de rodar en la calle, con argumentos sencillos y actores no profesionales, disponiendo de escasos medios económicos, aunque en mi opinión, no siempre fue así, pero no quiero extenderme porque quiero comentar sólo esta obra. El propio Vittorio de Sica había intentado que su proyecto se realizase con capital extranjero, y llegó a contactar con el David O. Selznick para que la produjera y con Henry Fonda en el papel principal. Por todo esto, recordar “Ladrón de bicicletas” como ejemplo del Neorrealismo, sería una verdad a medias.

Gracias a su indudable talento, De Sica transformó lo que estaba destinado a ser una gran coproducción en una obra concisa, sensible y eficiente. Contrató a un verdadero obrero para el papel principal, a una periodista que pretendía entrevistarlo para el de su mujer y a un niño del público del rodaje para el de Bruno, y consiguió de todos ellos unas interpretaciones más que aceptables. Trabajó el guión junto a Cesare Zavattini, el más destacado teórico del Neorrealismo y llevó a cabo una dirección muy distante del virtuosismo de Visconti o de la frescura de Rossellini, pero dotada de una gran tensión dramática.

Al público no le gustó en su estreno, pues se sintió ofendido por el aciago retrato social, no gustó a la derecha que la calificó de poco patriótica, y no gustó a la izquierda que la consideró conformista, tampoco a la crítica europea, sin embargo fue todo un éxito en el mercado americano, donde recibió sus mejores críticas y obtuvo aquel año el Oscar a la película extranjera. La sencillez de la historia, los múltiples detalles que retratan de forma ejemplar su contexto histórico, las relaciones padre e hijo, la desesperación de un hombre ante un incierto futuro, son sólo algunas de las virtudes de esta extraordinaria y emotiva película.
Antonio Morales
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