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Voto de Antonio Morales:
7
Cine negro. Thriller España, a comienzos de los años 80. Dos policías, ideológicamente opuestos, son enviados desde Madrid a un remoto pueblo del sur, situado en las marismas del Guadalquivir, para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. En una comunidad anclada en el pasado, tendrán que enfrentarse no sólo a un cruel asesino, sino también a sus propios fantasmas. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los títulos de crédito de este interesante thriller, están sobreimpresionados en unas panorámicas aéreas de las marismas del Guadalquivir, lugar donde se desarrolla la trama, son planos cenitales de textura original, donde podemos apreciar caseríos, arrozales y veredas que son el alma de un enclave recóndito en el profundo sur de España. Me da la impresión que el director, Alberto Rodríguez, pretende que el espectador tome una cierta distancia sobre lo que se cuenta. Nos invita a permanecer atentos pero también reflexivos sobre el lugar y la época de la trama, 30 años atrás.

Juan (Javier Gutiérrez) y Pedro (Raúl Arévalo) son como forasteros en tierra extraña: dos detectives de policía madrileños que purgan sus discrepancias con la institución, de ideologías antagónicas, destinados a resolver en un ambiente hostil la desaparición de dos jóvenes chicas. En la Isla Mínima se mantienen las raíces atávicas y el caciquismo a pesar de estar en un nuevo tiempo democrático. Hay reivindicaciones de jornaleros, periodistas sensacionalistas de sucesos, tráfico de drogas, resistencia agresiva a la autoridad, consensos públicos, cloacas del estado y otras historias oficiales y extraoficiales.

El cineasta mantiene un buen pulso narrativo para este thriller alambicado, seco y sin concesiones, que saca a la luz los demonios interiores de los agentes que arrastran del periodo anterior a la democracia, dentro de una investigación desagradable y escabrosa, con varios sospechosos. El relato guarda coincidencias con el famoso crimen de las niñas de Alcacer. Lo apasionante del film, atrapado a la idiosincrasia del lugar, es que todo el discurso apuntado no menoscaba en ningún momento su calidad como cinta de género. Una buena muestra del mejor cine español de la actualidad.
Antonio Morales
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