Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor…? Esa es en mi opinión, la lúcida reflexión que nos propone Woody Allen. Pero antes nos obsequia con unas magníficas vistas de la ciudad de la luz, del mismo modo que arrancaba en “Manhattan” con las vistas de Nueva York. Gil (Owen Wilson), un insatisfecho guionista de Hollywood, que quiere dedicarse a la literatura, que viaja a París invitado por sus futuros suegros y en compañía de su prometida, que tiene un proyecto de novela pero no acaba de satisfacerle, el miedo a cambiar de vida… No por casualidad, ese momento de inseguridad del personaje coincide con otra delicada cuestión personal, se trata de su futuro con Inez (Rachel McAdams), pues tiene dudas en cuanto al matrimonio, aceptando el tipo de vida que ella representa, hija de familia conservadora y rica.

¿Y cuál es ese pasado por el cual Gil siente nostalgia y al cual acabará viajando mágicamente todas las noches? Pues al París bohemio de los años veinte del siglo pasado, cada medianoche se encontrará con los grandes genios de la cultura es esa época en todos los terrenos artísticos. El cineasta nos recrea mágicamente (preciosa fotografía) la época con un mosaico de artistas, que no voy a enumerar pero que están en la mente de todos, que pululan por el barrio latino del Bulevard Saint Germain y el Bulevard de Montmartre. Con semejantes compañeros de velada, parece razonable que Gil odie el mundo actual.

Lo mismo sucedía en la “Belle epoque” del “Moulin Rouge”, Toulouse-Lautrec, Gauguin, o Degás consideraban su presente, mediocre, y suspiraban por un tiempo pasado, (en su caso, el Renacimiento) que les parecen mejores que sus contemporáneos. La película refleja el París idealizado que ve y vive Gil. Allen tiene mucho cuidado en dejar claro en todo momento que el París de la película, y tanto el del pasado como el presente, no es sino el París soñado por Gil: un mundo irreal y mitificado, e idílico tan sólo en la imaginación del protagonista, quien descarga en esa fantasía su deseo de huir de un presente mediocre.

Al cineasta de Brooklyn le ha seducido una y otra vez la idea de escapar de una realidad que no le gusta, de un mundo en el que no se encuentra cómodo, que le asusta, le aburre y le entristece. Sea el propio cine, la literatura, la música o la radio, los otros mundos y pasiones, que en sus películas se derivan de la realidad inmediata son, en definitiva, los sustitutos en los que sistemáticamente se ha refugiado de una existencia que (expresan sus películas) nunca resuelve sus incertidumbres. “La vida está llena de soledad, de miseria, de sufrimiento y de infelicidad… y además termina demasiado pronto”, dice el Alvy Singer de “Annie Hall” (1977).
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow