Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
7
Aventuras. Drama Dos náufragos fugitivos de la justicia, una mujer y un novelista, son recogidos en alta mar por el capitán Wolf Larsen, que gobierna su barco como un tirano y que considera que la piedad es un signo de debilidad. Muy pronto los náufragos se dan cuenta de que en realidad son sus prisioneros. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos films de aventuras he visto tan sórdidos y claustrofóbicos como “El lobo de mar”, es difícil encontrar una película, donde los personajes resulten tan antipáticos y desagradables como en esta. Ni siquiera la pareja formada por George Leach (John Garfield) y Ruth Brewster (Ida Lupino) consigue establecer una comunicación afectiva: George resulta demasiado altanero como para provocar empatía; Ruth oculta demasiadas cosas sobre sí misma para despertar adhesión. ¿Y qué decir de los demás personajes? El “Lobo” Larsen (E. G. Robinson) un hombre espiritualmente cultivado, pero cruel y despiadado que ejerce la tiranía sobre los tripulantes del “Ghost”, un barco que hace honor a su nombre, fantasma; el estoico escritor Van Neyden (Alexander Knox) un hombre egoísta que busca la redención para dar sentido a su vida; tampoco los secundarios son mejores que ellos: cejijuntos, taciturnos, delatores, traidores, ambiciosos, todos ellos representados por el repugnante cocinero “Cooky” (Barry Fitzgerald).

Este es el motivo, en mi opinión, de que este film de aventuras sea de los menos populares de Hollywood, Curtiz dirige con maestría este film sombrío y nada vitalista, claustrofóbico hasta el ahogo, abundan más los planos del barco emergiendo de entre espesos bancos de niebla que los planos navegando bajo el sol, pues la aventura es interior (cuando se proyecta hacia afuera es cuando afloran los más bajos sentimientos) no hay grandes ideales ni grandes gestos, todos huyen de algo o alguien, y para colmo Michael Curtiz parece empeñado en darle al relato un tono de “cine negro” vertiente nihilista. Quizá influido por el pesimista guión de Robert Rossen, que no se justifica por respeto literal a la magnífica novela de Jack London, publicada en 1904. Obra que posee un vitalismo que no aparece en la película.

Si hubiera unas normas para el cine de aventuras, “El lobo de mar” sería un film hecho contra esas normas, o al menos a contracorriente de ellas. Por suerte no es así, y la aventura, como todo lo que realmente cuenta o importa, carece de normativa: si ésta intentara imponerse, transgredirla sería misión de cineastas dignos de tal nombre. Pero aunque no existan reglas, diríase que el cine de aventuras más considerado: es el que relata grandes gestas y grandes heroísmos, en el que abunda el humor y se respira vitalidad a través de sus imágenes, es aquel en el que los personajes miran hacia grandes objetivos, es decir, lo contrario de “El lobo de mar”. Sin embargo, también existe otra aventura, quizá menos frecuentada por el cine y más por la literatura, que apunta hacia las zonas oscuras del ser humano y el lado oscuro de la vida, y para encontrarla no hace falta recurrir a Melville, Conrad o Poe, está agazapada incluso en Kipling, Stevenson, Verne, Twain o el propio Jack London. Después de lo expuesto, me parece un film interesante en el aspecto técnico y con grandes interpretaciones.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow