No basta con decir "ey, soy cineasta, hago cine, me gusta el cine" Tienes que demostrar que lo amas, que te duele ver como la mercadotecnia lo puede matar si no recurres a un crecimiento sostenible de una industria que pierde originalidad a base de "remakes" descafeinados.

El proceso creativo, la imaginación, la pasión por los personajes, por la historia y el hacerlo sea como sea son los sentimientos primarios del cine, o del joven cineasta, que priman en esta película. Rodeada de surrealismo, y rota por el realismo, la historia se deja llevar gracias a los toques de humor aportados por una trama absurda y la por la revisión de la historia del cine contemporánea por parte de los protagonistas.

Antes de verla, leí que era una película previsible. No entendí al crítico, y me dió miedo que Gondry hubiera sido capaz de caer en la enfermedad del cine comercial; el "esto ya lo he visto" Lo que descubrí en el cine fue que el señor crítico era una persona con una gran imaginación, porque la previsibilidad desaparecia en favor de un desarrollo de película que, si no fuera por pequeños desbarajustes de argumento, nos haría olvidar que, lo que estamos viendo, es al cine respetándose a si mismo a través de un homenaje cargado de humor y de algo de lástima por la situación comercial del cine actúal.