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España España · Barcelona
Voto de adriaguxens7:
3
Fantástico. Aventuras. Acción Precuela de la trilogía "El Señor de los Anillos", obra de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf y de trece enanos, el hobbit Bilbo Bolsón emprende un viaje a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los Enanos. Finalmente, en las profundidades de la Tierra, encuentra el Anillo Único, hipnótico objeto que será ... [+]
16 de diciembre de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Peter Jackson acabó la trilogía de The Lord of the Rings fue coronado, tanto por los espectadores como por la crítica, como uno de los reyes del cine, y la tercera parte de su saga, The Lord of the Rings: The Return of the King (Peter Jackson, 2003), recibió once premios Oscar, situándose cómo una de las tres películas de la historia que han recibido más estatuillas. El éxito fue tan descomunal que era de esperar que The Hobbit, el otro libro popular del escritor británico J.R.R. Tolkien, llegara algún día a la gran pantalla. Ahora bien, el que nadie se esperaba es que lo hiciera en forma de trilogía, menos encara teniendo en cuenta que este libro tiene una extensión cinco veces menor al conjunto de The Lord of the Rings. “Quería expandir el relato utilizando el material que dejó Tolkien”, decía Jackson en una entrevista a La Vanguardia. La decisión de convertir el libro The Hobbit en tres películas estuvo en boca de durando bastante tiempo, idea que muchos desaprobaron pero que se podía entender, tanto por razones artísticas como comerciales.
El tiempo pasaba y las expectativas crecían a medida que empezaron a aparecer el primer tráiler y los vídeos del ‘making of’, hasta que llegó el gran día del estreno. ¿El resultado? El regreso de Peter Jackson a Middle-earth ha dejado un regusto agridulce a muchos de los fans que esperaban con devoción esta entrega; fans que ya sólo empezar el filme soltarían un suspiro de indignación al ver que la acción se inicia todavía durante la época de The Lord of the Rings –el futuro–, con un Elijah Wood sonriendo que todavía no sabe el que le vendrá encima cuando se apodere del anillo único. ¿Es que Peter Jackson no confía bastante en el potencial de The Hobbit que tiene que aprovecharse del éxito de la trilogía The Lord of the Rings?, se preguntaban muchos.
Pues quizás no del todo, puesto que Jackson explica en el filme The Hobbit: An Unexpected Journey una historia que dista mucho del libro original de Tolkien. ¿Qué hace en Radagast the Brown a la película, cuando no aparece ni una sola vez a The Hobbit? ¿Y por qué Jackson hace aparecer al filme a Azog, el orco que persigue a Thorin Oakenshield, cuando se supone, según los apéndices de The Lord of the Rings, que está muerto en el momento en que se sitúa la historia de The Hobbit? Son preguntas sin una respuesta clara del todo.
Aparte de estas ideas personales, Jackson también añade otras escenas de los apéndices de los libros de la saga de The Lord of the Rings. Así pues, escenas como el White Council, la reunión de magos que tiene lugar a Rivendel para hablar del futuro de Middle-earth, son incluidas a la película a pesar de no aparecer propiamente al libro de The Hobbit. Esta decisión no la encuentro del todo errónea siempre cuando se haya tomado para expandir y profundizar en el mundo de Tolkien. Pero no sé hasta qué punto la cosa es así, porque me temo que la motivación principal que hay detrás es la de promocionar el filme con la aparición de grandes estrellas de Hollywood, como Cato Blanchett (Galadriel) o Christopher Lee (Saruman), o bien la de ayudar a llegar a completar las nueve horas que tienen que durar en total las tres películas. De hecho, Philippa Boyens, una de las guionistas del filme, explicó a la rueda de prensa que la decisión de incluir a Galadriel en el filme era la de aportar un poco de aire femenino a la producción porque “uno empieza a notar el peso de trece enanos peludos”. Si la motivación principal del cameo de Blanchett, pues, es esta, no vamos bien.
Pero todo esto no es ni mucho menos el más grave del filme. El peor es que Jackson apuesta durante toda la película por un cariz cómico, casi cercano a la parodia, que hace daño de ver. Si ya lo notábamos un poco a la trilogía de The Lord of the Rings, cuando Gimli pasaba de ser el héroe dramático de los libros a un personaje cómico que estaba en broma continuamente con en Legolas, a The Hobbit el efecto se multiplica. Y precisamente esta voluntad de convertir la película en “apta por todos los públicos”, y con un afán especial para llegar, también, al público infantil, no provoca sino el efecto contrario, haciendo que gran parte del público adulto seguidor de la obra de Tolkien se aparte enormemente considerándolo de poco respecto al libro original, porque es muy diferente explicar un cuento para niños que explicarlo con la intención de hacer gracia.
Otro factor controvertido de la película es la decisión de utilizar la velocidad de 48 frames por segundo en vez de los 24 frames por segundo habituales. “El objetivo es de hacer la experiencia más cautivadora”, decía Jackson, pero el que consigue, más bien es que el espectador pueda ver la artificialidad de muchos elementos, acentuada por una gran sobreexposición, ya sean dentro de la mise-en-scene (el bastón de en Gandalf no había tenido nunca el aspecto de plástico que tiene a The Hobbit), como en los efectos especiales propiamente dichos (las águilas gigantes acaben convirtiéndose en imágenes de ordenador claramente perceptibles). Sin duda, la decisión de adoptar los 48 frames por segundo era una arma de doble hilo y Peter Jackson lo sabía. El que no sabemos nosotros es si realmente quería mejorar la experiencia cinematográfica o si simplemente se quería añadir a la lista de ‘directores innovadores’, como George Lucas o James Cameron.
En definitiva, The Hobbit se ha convertido en un blockbuster de Hollywood que produce simplemente entretenimiento cuando podría haber sido una obra maestra del séptimo arte. En vez de esto, el filme se rebaja al nivel de las grandes y esperadas sagas del cine que acaban decepcionando a miles de fans. Ahora bien, no os dejará indiferentes. Como mínimo saldréis con unas ganas locas de visitar Nueva Zelanda porque otra cosa no, pero los paisajes y localizaciones que muestra son soberbios.
adriaguxens7
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