El personaje de Jeffrey Dahmer ha dado para mucho, y no es para menos, teniendo en cuenta su historial delictivo. Tenemos varias películas, libros, artículos...pero nos faltaba una serie que narrara los sucesos y aquí la tenemos. No sé si su cometido era crear polémica, fabricar un nuevo icono pop o acordarse de sus víctimas. Quizás haya un poco de todo eso.

El primer capítulo es muy potente, de gran calidad. Te engancha tanto que terminas consumiendo la serie en poco tiempo.

El binomio Murphy-Peters demuestra que vuelve a funcionar a la perfección tras sus trabajos en Americana Horror Story. Aquí Evan Peters está sublime. Sus silencios y su dicción están muy bien conseguidos.

Pero esta producción, para mi gusto, peca de ser demasiado extensa. Quiere abordarlo prácticamente todo y desde todos los ángulos posibles: víctimas y asesino y sus respectivas familias, la policía y los conflictos raciales que se generan alrededor de las muertes, vecinos... Está bien, creo que nunca se ha hecho un ejercicio tan concienzudo de estudiar la personalidad y los pasos que va tomando Dahmer, pero es que resulta repetitivo, de hecho yo le habría quitado dos o tres episodios.

Por otra parte, me gustó mucho la manera de jugar con los flashbacks justo en el momento oportuno, cuando sí tenían que venir a cuento y la ambientación, ya que consiguen recrear muchos escenarios tan minuciosamente que parecen ser los originales (véase el apartamento de Dahmer en Milwaukee).

Las consecuencias de la serie quizás sea lo que menos me ha gustado del conjunto. En vez de demonizar a Dahmer se le ha encumbrado al altar de los dioses y no se entiende por qué. Un punto en contra es el no haber contado con las versiones de los familiares de las víctimas, aunque se ven intentos honestos de honrarlas (más a unas que a otras). El capítulo que se dedica en exclusiva a Tony, el chico sordo al que asesinó Dahmer, es demoledor y debería haber causado más rechazo hacia el propio asesino.

Quiero destacar el papelón que se marca Niecy Nash como vecina de Dahmer, pero vuelvo a indicar que se hace repetitivo en algunos momentos. Lo mismo ocurre con Richard Jenkins en el rol del padre que no cesará en preguntarse por qué su hijo ha hecho lo que ha hecho. La serie en ese aspecto nos deja más confundidos que al principio, aunque bueno, nunca sabremos con seguridad los motivos que llevaron a Jeffrey Dahmer a convertirse en este verdadero monstruo.