James Wan demuestra de nuevo su inteligencia fílmica en este film clásico de terror demoníaco, sin efectos digitales, sin abuso de salsa de tomate, pero con perfecta ambientación y alguna notable interpretación (hurra por Vera Farmiga, una de las mujeres más atractivas de Jolibú).

Los sustos se van presentando adecuadamente (bueno, la primera media hora tiene un ritmo francamente mejorable) y el espectador que acepte las convenciones del género pasará un buen rato.

Hemos dicho que la película tarda en arrancar; pero lo que realmente le falta para ser una obra maestra es un poco de originalidad. Casi todo en ella es bueno o muy bueno, pero ¿qué aporta de nuevo que no contengan ya las decenas de películas que han seguido a "El Exorcista"? En este sentido, se podía esperar algo más del guionista y director de la -por otra parte tan desagradable- "Saw".