Pablo Trapero volvió a contar las cosas que pasan, las cosas brutales que pasan. Todas sus historias muestran las realidades mas duras que todos saben que pasan, pero que no se habla nunca. El pone estas historias en imagenes conmovedoras, desgarrantes y crudas. Tanto en El Bonaerense, Carancho, Elefante Blanco, Leonera, sus historias te sacuden, te salpican, te sumergen dentro de la trama, porque fuimos parte de algunas de sus tramas alguna vez. Sus historias son nuestra historia, y te explotan delante de los ojos cuando estas en el cine.
No puedo decir, ni tampoco quiero, cual de sus películas fué la mejor, no quiero comparar a Trapero con Trapero, todas tienen su firma, su forma, su color.
El relata la historia que vió como habitante de Argentina de este tiempo como un trabajo profundo de investigación, y lleva a los actores a transformarse profunadamente, en cuerpo, espiritu y psiquis en personajes conflictivos, durisimos, pero reales, y eso es lo que mas te llega, no son personajes de ficción que sabemos que los ametrallan, cruzan desiertos, les ponen bombas y sabemos que sobreviven a todo, el nos muestra personas que podemos ser nosotros, o un vecino, y saca toda la furia, la brutalidad, las bajezas a las que todos podemos llegar. En esta película en particular, una historia real, mostró unos personajes temibles, puso a Guillermo Francella, en un personaje oscuro y ruín, y el actor se entregó al papel asombrosamente bien, por otro lado, Peter Lanzani, como coprotagonista,(casi protagonista) en una gran actuación, fué una elección perfecta para ese papel, y se lució, verdaderamente brilló.
Tampoco faltaron momentos extremadamente terribles y en donde a la vez, se tomaban con un extraño sentido del humor.
Pablo Trapero me tiene acostumbrada a su cine, se que voy a sufrir sus historias, se que me van a provocar, y esta vez, volvió a hacerlo.