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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama. Terror En un circo lleno de seres deformes, tullidos y personas con diversas amputaciones, Hans, uno de los enanos, hereda una fortuna. A partir de ese momento, Cleopatra, una bella trapecista, intentará seducirlo para hacerse con su dinero. Para lograr su objetivo, traza un plan contando con la complicidad de Hércules, el forzudo del circo. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mutación genética, una enfermedad que padezca la madre durante el embarazo, algún fallo mientras el bebé está en gestación, algún accidente, alguna agresión medioambiental extremadamente nociva... Y cualquiera de los que nacen pueden estar señalados.
Pero todos somos seres humanos.
Tod Browning tuvo mucho coraje al filmar este puñetazo contra la discriminación de las personas que no son físicamente agraciadas por la Naturaleza.
Te incita a reflexionar sobre lo injustos que somos a menudo.
Olvidamos que podría habernos tocado a nosotros estar en su lugar.
Muchos olvidan o no les importa que los seres humanos, sea cual sea su apariencia, tienen sentimientos y sufren cuando se burlan de ellos, cuando no encuentran un lugar donde sean aceptados y donde no les hagan sentirse como si fueran monstruos.
Nadie debería ser convertido en mono de feria, en reclamo para la chusma ávida que saca lo peor de sí misma, ni en fuente de ingresos para quienes se aprovechan del morbo malsano con ánimo de lucro.
Browning consigue que te inunde la vergüenza ajena hacia quienes desprecian fríamente a una persona sólo porque su aspecto sea distinto del que se suele ver.
Pero la dignidad, el orgullo y el amor propio pueden alcanzar a todos.
Ellos no se dejarán pisar ni humillar. Los malintencionados querrán divertirse a su costa y aprovecharse, pero al final podrían tener que rendir cuentas por sus maldades.
La apariencia exterior se valora mucho, demasiado. Le damos excesiva importancia. Por eso nos esclavizamos a ella y eso nos resta buena parte de nuestra felicidad.
Sólo tenemos un cuerpo y hay que aprender a ser felices con él, tengamos el aspecto que tengamos. Porque no podemos cambiarlo por otro.
Nadie pide el cuerpo con el que nace. Nos viene ya impuesto.
Browning muestra que aún queda mucho camino hacia la verdadera tolerancia, hacia el auténtico respeto.
Los "monstruos" están en la imaginación de quien mira a una persona y no piensa en que tiene corazón.
Vivoleyendo
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