Tyrion Lannister ya lo demuestra con creces en “Canción de hielo y fuego” y “Juego de tronos”. Que alguien de cuerpo pequeño puede proyectar una sombra muy larga. Nacido en un mundo cruel semejante al nuestro, ha luchado duramente, y casi siempre en vano, para ganarse un respeto que le ha sido negado por haber nacido enano. Su inteligencia está por encima de lo común, es un agudo observador, tiene una lengua hábil y afilada, ha leído probablemente más que la mayoría de la gente en todo el mundo, es divertido, es valiente, es extremadamente sensible. Pocos ven más allá de su corta estatura al hombre con todas las letras que irradia de ese cuerpecillo, que proyecta una sombra enorme.
Es la pura realidad. Ya puede esforzarse hasta perder el pellejo en encontrar plena aprobación y respeto, que casi nadie se molestará en ver simplemente un ser humano.
León Godoy no nació en Westeros en una época pseudo-medieval, sino en Argentina en la era actual, pero para el caso es lo mismo. Un hombre grande en un cuerpo pequeño.
¿Conseguirá Ivana Cornejo superar sus prejuicios y su miedo al qué dirán para admitir que se ha enamorado hasta las cachas y desea seguir adelante con el único que la ha hecho realmente feliz?
Muy buenos actores principales y secundarios (Nicolás Francella, hijo real de Guillermo Francella, resulta ser un agradable descubrimiento) en una sencilla y linda película, cómica y triste, sobre la ceguera y la estupidez universal que impiden superar las barreras físicas y que no quieren darse cuenta de que el enanismo es un defecto cuando se tiene en el corazón.