Las anteriores entregas del hombre murciélago me habían dejado bastante indiferente y me habían conducido por los senderos del aburrimiento.
Christopher Nolan ha conseguido lo que no habían logrado los anteriores, ni siquiera Tim Burton. Me ha acercado increíblemente a Batman presentándome sus orígenes, sus más hermosos y también sus más tristes recuerdos infantiles, su gran crisis existencial, la gestación del justiciero nocturno que oculta su identidad corriente bajo el disfraz del animal hacia el que siente fobia.
Seguimos paso a paso el viaje iniciático de Bruce Wayne, un muchacho huérfano cuyos padres, dueños de un gran imperio industrial, lucharon por la justicia en Gotham, una ciudad corrupta hasta los huesos. Seguimos su dolor y su afán por buscar su camino en mitad de las tinieblas que le envuelven. Como una fiera enjaulada que persigue obsesivamente una salida, Bruce desea más que nada vencer sus miedos y transformarse en un hombre lo suficientemente fuerte para ser capaz de combatir el mal y la corrupción, y ayudar a los inocentes. Deambulará por el mundo hasta dar con un misterioso personaje (Liam Neesom) que está dispuesto a entrenarlo y a enseñarle a soportar el sufrimiento y el miedo. Y Bruce no sólo entrenará y disciplinará su cuerpo y su mente hasta más allá del límite, sino que tomará su decisión definitiva acerca de la misión que quiere cumplir.
El muchacho asustado que seis años atrás había abandonado Gotham, regresa como un hombre que ha aprendido a controlar sus miedos y que tiene un objetivo que cumplir, pero que aún tiene algo que aprender sobre el veneno de la venganza y su confusión con la justicia. Con la ayuda de su leal mayordomo Alfred (un sobresaliente Michael Caine), y de Lucius, un eficiente empleado de Industrias Wayne (Morgan Freeman), lleva a cabo su transformación en Batman, y a partir de entonces todos sus esfuerzos irán encaminados a combatir las grandes mafias de la ciudad, a ayudar a la policía y a proteger a Rachel, su amiga de la infancia, quien ocupa el puesto de ayudante de fiscal del distrito de Gotham y que también lucha contra la corrupción, por lo cual corre peligro de muerte. Y, por si todo eso fuera poco, también tendrá que enfrentarse a una gran amenaza que se cierne sobre la ciudad y que la abocará a la destrucción completa si no pueden detenerla.
La introspección psicológica en la personalidad de Bruce Wayne, su dolor por el asesinato de sus padres, sus deseos de venganza, su crisis interior, su maduración en un ser deseoso de continuar a su manera la altruista labor de sus progenitores, sus debilidades, sus fobias, toda su humanidad que nos hace ver al hombre antes que al poderoso símbolo del murciélago que mantiene a raya al crimen...