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Voto de Vivoleyendo:
4
Aventuras. Acción Bretaña, año 117 de nuestra era. Tras un ataque de la guerrilla local que ha diezmado la legión, un grupo de soldados romanos lucha por salvar la vida. Pertenecen a la IX legión, la más legendaria por su valor. La misión de los supervivientes, liderados por Quintus Dias (Michael Fassbender), es resistir hasta llegar a la frontera, antes de que las hordas de la feroz y vengativa Etain (Olga Kurylenko) acabe con todos ellos. (FILMAFFINITY) [+]
4 de mayo de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué lejos estaba la Britania romana de la actual Gran Bretaña. Quién les iba a decir a aquellos pictos que muchos siglos más tarde sus descendientes beberían té en tacitas de porcelana, jugarían al croquet y habrían convertido las Islas Británicas en el imperio más extenso del mundo durante un prolongado período, sometiendo por la fuerza bajo su soberanía a multitud de pueblos de todo el orbe.
Ellos, que tuvieron que sufrir cómo los prepotentes romanos querían robarles su tierra, su cultura y su identidad.
Cuando Darwin publicó sus teorías sobre la evolución de las especies y los civilizados británicos se ofendían y burlaban ante la sugerencia de que descendemos de los primates, no querrían ni concebir que una parte de sus antepasados eran pueblos fieros entrenados para la guerra sucia, acostumbrados a la muerte violenta, las invasiones y a odiar a los enemigos de sus clanes. Cortar pescuezos para desayunar debía de ser un pasatiempo como hoy día lo es el fútbol (o eso nos pretende vender el cine como el de Neil Marshall). Si la reina Victoria los hubiera visto, seguramente habría exclamado algo como “¡Esto no es de nuestro agrado!”, y hubiera negado que aquellos nobles señores de la antigüedad fuesen un poco los padres de su patria.
Porque lo que es en esta película, no sale ningún picto tranquilamente sentadito bajo el crepúsculo del atardecer, recitando poemas al sol poniente. Y de paso, tampoco ningún romano.
Aunque lo cierto es que lo que más se ve es sangre salpicando, carne rebanada, tíos palmándola y un puñado huyendo como alma que lleva el diablo, porque ahí nadie es lo que se dice delicado para con el prójimo. Para ver lorzas de carne cruda, “Centurión” se las pinta sola. La guerra sería eso, por supuesto. Vaya si me lo creo. Es lo único que realmente tiene algún valor aquí, la salvajada de la lucha cuerpo a cuerpo. Y el sabor de la venganza, porque nadie había llamado a esos pesados de los romanos para que llegaran con sus aires de grandeza. Y también, que los enemigos no sólo están al otro lado de un campo de batalla.
En cuanto a lo demás, sirve lo justito para matar el gusanillo del aburrimiento.
Y eso sí, que tíos y tías brutales los hay como de aquí a la luna.
Vivoleyendo
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