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Voto de Vivoleyendo:
7
7,3
4.062
Animación. Comedia. Drama Harvie es un polaco que padece el Síndrome de Tourette, un impulso irrefrenable de tocar con un dedo la punta de la nariz a la gente. Debido a eso, fue marginado en la escuela, razón por la que su madre decidió darle clases en casa. Pero su madre era analfabeta y tenía cierta tendencia a hablar con personas sin que estuvieran presentes. En cualquier caso, trató de transmitirle mediante hechos sus conocimientos sobre la vida. ... [+]
9 de julio de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Elliot es uno de los mejores atífices de la animación con plastilina hoy día. Pero su arte no lo es tanto por la perfección de su técnica, sino por la marcada subjetividad de sus ambientes, enfocados a personajes inadaptados, marginados, con sus problemas e ilusiones, sus limitaciones y genialidades (aunque casi nadie que circule por la vía de los "normales" califique de "genialidad" las ocurrencias y hallazgos de esos descarrilados).
La estética es caricaturesca y moldea personas físicamente y psíquicamente peculiares, todas ellas dañadas, y mundos alternativos, tal y como son percibidos por esa entrañable legión de averiados. Suelen padecer enfermedades raras, síndromes poco estudiados, pero por encima de todo padecen las enfermedades más perjudiciales: el aislamiento social, la marginación, la soledad y la mala suerte.
Incomprendidos que no pueden coger el pulso de la civilización estándar, buscan su camino a una felicidad difícil y esquiva, evitando a los "normales" que se burlan de ellos y les cuelgan etiquetas despiadadas, superando dolores y pérdidas, ausencias y sueños rotos, siendo los depositarios de una visión distinta, de creencias e ideales que en su apariencia de absurdo son una manera vehemente de aferrarse a algo que dé fuerzas para seguir. Tal vez se trata de la cordura de los locos, de inadvertidos visionarios a la búsqueda de su verdad.
Harvie realiza la gesta de buscar la suya entre tics y descalabros, encontrando cada vez un nuevo motivo para continuar. Y nada le gusta más que desnudarse para sentir el sol sobre la piel, esperando un autobús que sabe que no va a llegar pero no le importa, y soñando con que su querida hija Ruby le escribe una carta desde América.
Un mundo de sentimientos en plastilina que culminaría con la gran obra maestra de Adam Elliot, "Mary and Max", consolidación del emotivo caudal de un artista capaz de convertir el corazón en expresivos muñecos tan vivos como los que somos de carne y hueso.
Vivoleyendo
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