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Voto de Vivoleyendo:
9
Comedia. Drama. Aventuras Obra maestra de Chaplin, en la que interpreta a un solitario buscador de oro que llega a Alaska, a principios de siglo, en busca de fortuna. Una fuerte tormenta de nieve le llevará a refugiarse en la cabaña de un bandido. En 1942 fue reestrenada en versión sonora. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2008
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué puedo añadir yo acerca de este inmortal pionero del celuloide? ¿Qué podría aportar para expresar mi admiración hacia uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos?
Simplemente quiero granjearle mi agradecimiento por haber teñido mis fantasías infantiles de locas aventuras, humor y ternura, con la pátina de aquel blanco y negro entrañable y las animadas notas de un piano dotado de personalidad propia.
Me gustaría poder regresar atrás en el tiempo, hacia aquellos locos años veinte, y que mi camino se cruzase con el de ese personajillo eternamente vagabundo, pícaro y encantador. Me gustaría que me tocase su aura de bondad, de inagotable optimismo, de ingenuidad combinada con picardía; y sentir que para ser feliz no es necesario poseer riquezas ni una posición social elevada, sino un corazón alegre, cariñoso y emprendedor.
El eterno marginado, pobretón, famélico trotamundos desharrapado con aire de galán romántico trasnochado, gentil, amable y educado. Patoso y con una habilidad especial para enredar cualquier situación y para meterse involuntariamente en un lío tras otro. La figura del antihéroe por excelencia, que sin embargo consigue salir airoso y ganarse el corazón de su amada a fuerza de tesón, ternura, gentileza y su no deliberada capacidad para hacerla reír en vertiginosas escenas divertidas e hilarantes.
En los albores del séptimo arte, Chaplin, nuestro eterno Charlot, ya era todo un maestro de la comedia agridulce y socarronamente crítica. Brillantes guiones salieron de su fructífera inventiva, todos ellos en forma de parodias que satirizan la sociedad de una forma atemporal, mostrando las perpetuas lacras que arrastran todas las civilizaciones: la pobreza, la picaresca que abunda en el submundo de los que malviven a remolque de las comunidades. Pero Charlot no aborda el tema con excesos de dramatismo, sino que le imprime su toque de humor consistente en meteduras de pata, malentendidos delirantes y escenas de acción muy logradas, sazonadas de vez en cuando con dosis de acidez (como sus recurrentes escenas en las que su personaje, a fuerza de padecer un hambre crónica, acaba por comerse sus propios zapatos, mientras se nos ofrecen primeros planos de su rostro poco agraciado y ojeroso. Nótese que, pese a ser escenas humorísticas, nos dejan un leve regusto amargo... Mas Chaplin no pretende que nos pongamos dramáticos, y es un experto en eludir las sensiblerías facilonas). En suma, sus guiones plasmaban argumentos optimistas y muy completos en los que cabía un poco de todo, y por añadidura demostraron su calidad al ser capaces de deslumbrar no sólo a los espectadores primerizos de aquellos lejanos años, sino que continúan maravillando a generación tras generación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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