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Voto de Vivoleyendo:
8
Romance. Drama Japón, 1929. Chiyo, una niña de nueve años, es vendida por sus padres para trabajar en la casa de Geishas de Nitta Okiya. Su hermana mayor Satsu no es aceptada y es enviada a un prostíbulo. En la casa Chiyo conoce a Pumpkin, otra niña que va a ser instruida para ser geisha, así como a las famosas geishas Hatsumomo (Gong Li) y su rival Mameha (Michelle Yeoh). Los comienzos de Chiyo (Zhang Ziyi) son duros, pero un encuentro con el que ... [+]
12 de mayo de 2007
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy del parecer que si una película te enseña algo sobre una cultura distinta, otras formas de vida, y lo hace con convicción, entonces ha merecido la pena verla.
Yo sabía ya que las geishas no eran prostitutas corrientes (o esa es la imagen que nos venden), sino que eran educadas para ser "obras de arte en movimiento". Pero, ¿qué hay detrás de esa belleza aparente? Quizás lo que más me ha gustado de esta película es que muestra lo que hay detrás, y que detrás de todo ese esplendor se oculta un corazón que hay que acallar, unos sentimientos que hay que reprimir. La geisha no es un ser humano, es un autómata moldeado para gustar, ser deseado y vendido al mejor postor. Muchas jovencitas aspiraban a convertirse en geishas, tal vez porque se consideraba un gran honor y una forma de salir de la miseria. Pero tenían que aprender por el camino que el corazón de las geishas sufre porque no les pertenece. Y también tenían que aprender que el mercado de las geishas estaba regido por una competencia feroz que endurecía los corazones y generaba odios.
Comprendiendo sus formas de vivir y de pensar, puedo entenderlas y quizá muchas de ellas no tenían otra elección. Toda la parafernalia que se construía en torno a la satisfacción de los deseos de los hombres creaba para las mujeres una vida de esclavitud. Ellos eran libres de escoger y ellas tenían que conformarse con ser escogidas.
Tal vez no haya mayores cadenas que las que nos impone una cultura anquilosada en unas reglas estrictas y crueles.
Yo pensaba: ¡a tomar viento lo de ser geisha, escapa, chiquilla! Pero también pensaba: ¿qué vida puede esperar a una muchacha huida, sin familia ni amigos, sola en un mundo hostil? Y la comprendía. Y sentía que yo no podía juzgarla. Porque además, ya se sabe que en las pelis te lo suelen poner todo más bonito de lo que es en realidad. A saber cómo sería realmente ese mundo místico y misterioso de las geishas. Tal vez no se diferenciara gran cosa de la prostitución corriente. Y todo ese despliegue de hermosos y carísimos quimonos... Me da a mí que eso sólo se lo podrían permitir unas cuantas geishas privilegiadas, y que la mayoría no podrían llevar ropas tan caras. No creo yo que todas las casas de geishas tuviesen tanta riqueza. Pero son sólo suposiciones.
Propuesta muy interesante, de hermosa estética y fotografía. Si son capaces de resistir todo el entramado de intrigas, la disfrutarán.
Vivoleyendo
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