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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama. Romance Gabor, un lanzador de cuchillos, le salva la vida a Adèle cuando estaba a punto de arrojarse desde uno de los puentes del Sena. Adèle siempre ha sido una mujer desdichada. Gabor es un poco mentiroso, pero en el fondo tiene buen corazón. Finalmente, los dos se van a vivir juntos, pero Adèle tiene un problema: es una persona mentalmente inestable que se cansa pronto de todo. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me conmueven las atmósferas de Leconte, sensuales y con aire de cuento exótico. Aquí filmó una delicatessen romántica como sólo alguien tan imaginativo y sensible podía rodar.
Atrapa el enamoramiento entre dos bohemios sin rumbo cuya tensión sexual alcanza su clímax orgásmico en los lanzamientos de cuchillos, tan mortales como morbosos, tan aterradores como placenteros, en esa combinación extraña, vertiginosa, entre miedo y placer, entre deseo y dolor. Sin que entre Gabor y Adele medie relación sexual alguna, se describen las cotas de su pasión alcanzando su máximo punto en el arriesgado momento en que él arroja sus afiladísimos instrumentos de trabajo. Más que la habilidad del artista circense, lo que guía su mano es la suerte que acompaña a quienes son felices y se aman. Ninguno de los dos ha contado con buena fortuna hasta el presente, hasta conocerse en un puente parisino en la noche más deprimente de sus vidas. Desde que empezaron a creer y a confiar el uno en el otro, tras esa primera mirada asustada y esas primeras palabras, la mala suerte se ha esfumado. Él jamás falla en sus espectáculos en los que ella es su diana, ella gana un montón de dinero en los juegos de azar, y todo porque juntos forman un todo, son las mitades que juntas dan su valor a un billete que no vale nada faltándole un pedazo.
Cuando uno ama, cree y confía, es capaz de mover los hados a su favor. Ese es el lindo mensaje que es bonito tragarse durante el rato que dura este hechizo hecho cine.
Es esa reacción alquímica de encontrar a la persona adecuada. La que te mirará como nadie. La que llegará hasta el fondo de tu alma como nadie. La que te hará feliz como nadie.
Han pasado por tantos devaneos sin destino, él buscando mujeres-diana, ella buscando un puerto seguro de ojos profundos en los que perderse para siempre pero topándose sólo con mequetrefes que buscan exacerbar su ego masculino a través de ella, sin preocuparse de lo que Adele necesita, para arrojarla como un chicle cuando ya la han mascado.
Tantas vueltas y vueltas, con lo puesto, sin casa a la que volver, sin lugar determinado al que ir, él con sus cuchillos, ella con su corazón frágil y desmadejado.
Y los dos resplandecerán unidos, en un ascenso de triunfo, glamour, electricidad fluyendo, astros confabulados, correrías de lugar en lugar, sin importar dónde será la siguiente función. Una relación bordeando el sadomasoquismo sin llegar a tocarse, rozando el peligro extremo, la lujuria de jugar con la muerte, de expresárselo todo mientras los cuchillos vuelan y el éxtasis cae sobre ellos. Pequeños rasguños que el amor deja, curados con tiritas. También, los altibajos, las dudas, alejarse y sentirse perdidos de nuevo porque no pueden conocer la felicidad ni el éxito estando lejos uno de otro. La suerte los abandona, vuelven a tropezar, y entonces se dan cuenta de lo mucho que se echan de menos y de que son un desastre andante sin la otra mitad de su billete.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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