Drama, para mi opinión, algo desafortunado y desangelado, que se queda en una propuesta meramente interesante acerca de una tragedia que destroza a un pueblo entero.
La causa de que no me haya parecido un largometraje de especial trascendencia ni particularmente memorable, tal vez haya que buscarla en una falta de conexión con los personajes, no muy logrados ni esbozados de forma que yo me sintiera latir al unísono con ellos (con la única excepción de Ian Holm). He advertido una carencia de naturalidad que me ha hecho mantenerme algo distante, y por otra parte el gran dolor de esas gentes no me ha llegado en toda la intensidad con que creo que debería haberme llegado. Una atmósfera demasiado tibia para mi gusto, que no me cuadra. Por otra parte, las historias familiares apenas quedan esbozadas y lo malo es que dichos esbozos quedan poco convincentes y dejan al espectador esperando algo más, un algo que nunca llega. Todo el tiempo planea la sensación de que se han dejado en el aire detalles fundamentales, sin los cuales el resultado queda descompensado. Además, el desarrollo de la trama me ha resultado algo flojo y en ocasiones vacío e insuficiente. No basta con introducir una voz en off narrando con hermosos versos el cuento del flautista de Hamelín, como intentando hacer una analogía con la situación que padece el pueblo al afrontar su terrible pérdida. Si el recurso de la voz en off no se emplea con acierto, puede llegar a resultar un elemento que no pasa de ornamental, una manera de embellecer el relato con pretensiones de crear un supuesto ambiente poético que puede llegar a hacerse pesado e innecesario, restando credibilidad y autenticidad.
Quizás lo que más me ha llegado ha sido el sufrimiento del abogado, los flashes de un pasado que recuerda con desgarradora nostalgia, unos tiempos perdidos en algún recodo para dar lugar a un presente desalentador y muy penoso. Bajo la fachada del letrado eficiente, aflora la figura del padre fracasado, cuyo drama personal no se distingue en gran medida del que padecen los habitantes del pueblo cuya causa pretende defender. Para mi punto de vista, el único personaje realmente logrado, encarnado por un magnífico Ian Holm que destaca por la profundidad de unos matices que se echan de menos en el resto de los papeles.
No basta para levantar las carencias el buen hacer de la fotografía ni las notas melancólicas de la casi omnipresente banda sonora. Ni los vanos esfuerzos de un guión que adolece de lagunas y de poca intensidad emocional. Una película no tiene por qué hacer brotar las lágrimas para transmitir un clima emocional pleno, pero al menos me habría agradado hallar dicho clima y me he quedado a medias.
En definitiva, una gran idea rodada con poca fortuna.