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Voto de Vivoleyendo:
9
Romance. Drama Lai Yiu-Kai y Ho Po-Wing viven una apasionada relación. Viajan desde Hong Kong a Argentina, pero la llegada al nuevo país parece transformar las cosas y Ho, de repente, abandona a Lai. Éste comienza a trabajar como portero de un bar, con el único afán de reunir el dinero suficiente para volver a su país. Un día Ho reaparece, pero las cosas ya no son iguales... (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2008
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y aquí tenemos una vez más al genio de "In the Mood for Love", "2046", "Days of Being Wild", "My Blueberry Nights"... De nuevo hipnotizando y arrancando lentamente fragmentos de corazón, arrasando las emociones, inundando los canales del alma con un torrente caudaloso, potente y letal, como esas cataratas de Iguazú que son pura fuerza incontrolable surgida de las entrañas de una tierra salvaje.
El hechizo está servido. De la mano de tres protagonistas caminando en solitario, practicando el juego del amor eternamente esquivo. Porque para Wong Kar-Wai no existe otra clase de amor que el que siempre se escapa, se escurre. Espejismo en medio del desierto que creamos a nuestro alrededor, que no ofrece más que una desvaneciente ilusión de acercamiento y compañía ficticia. Roces teñidos de desencuentro que no dejan más que un poso de amargura y que hacen sentir la soledad más que nunca. La soledad de estar con alguien a quien no puedes alcanzar. A quien jamás podrás poseer.
Hay personas que están destinadas a ser como hojas al viento, a no ser capaces de asirse a nada ni a nadie porque por dentro se sienten como fieras en una jaula. El consuelo de una compañía solamente es pasajero y breve, porque como acaba ocurriendo con todo, no llena el vacío que se lleva por dentro como un tatuaje.
Ni siquiera el impetuoso caudal de unas cataratas como las de Iguazú podrían colmar el vacío.
Y así ellos van dando tumbos. Relaciones que son como la marea. Suben y bajan. Alcanzan la pleamar para volver a retirarse. Idas y venidas. Separaciones y reconciliaciones inútiles, bajo el engaño al que los enamorados desesperanzados se someten casi ciegamente. Sabiendo que todo está condenado, pero aún así volviendo a caer, porque cuando se está solo en el mundo, incluso una relación desgraciada parece mejor que no tener nada.
Los días y las noches en Argentina son cómplices y observadores. Los ojos de la ciudad, tan fríos como cálidos, tan remotos como cercanos, ahora mirando en blanco y negro las peripecias que esos pobres infelices llevan a cabo para sobrevivir tratando de sentir algo, ahora mirándolas con matices verdosos, o en colores saturados y contrastados, con una mirada turbia y sucia. Siendo testigo de esos seres que están perpetuamente de paso. El tráfico en las avenidas de Buenos Aires, los trenes elevados en Taiwan, esas luces multicolores rebosantes de nocturnidad, que destellan con esa magia triste de la belleza que se pierde mientras la indiferencia, el desamor, los sufrimientos y las prisas adornan unas calles resignadas.
Combinación entre road-movie, película de interiores, de paisajes urbanos y de atmósferas bullentes de sonidos, olores, ajetreo, muchedumbres ruidosas y ritmos latinos sensuales que no hacen más que subrayar una búsqueda interminable y mostrar acusadamente la depresión que los dos amantes padecen.
Radiografía del pulso de las ciudades y del pulso de las almas insatisfechas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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