Esta película no termina de encajar, parece un poco inconsistente y flojea, como si hubiera sido hecha con prisas e imitando otras sin más. Intenta mezclar elementos de comedia de batacazos, comedieta familiar y combinarlo con drama, y la mixtura no acaba de cuajar.
Se nos presenta a una familia moderna, con unos padres muy guays que están en la onda y unos hijos que son superguays y todos tan felices. Entonces llega el hijo superresponsable y serio con una novia también seria y tímida. Ésta se siente incómoda en la casa del novio, con las paranoias de los patriarcas, las insinuaciones del hermano calaverilla, el otro hermano que viene a pasar las Navidades acompañado de su novio y la hermana borde. Todo ese ambiente produce un poco de dentera e impresión de falsedad y de "qué modernos somos", y ni siquiera Diane Keaton consigue paliar el mar de fondo.
Lo que hace crecer a esta película, sin embargo, es el planteamiento de ciertas cuestiones (como la homosexualidad) que se siguen considerando con incomodidad hoy día, el enfrentamiento y la tensión entre Parker y la familia (me gustó su sinceridad y cómo ella debatía sin ambages ciertos temas espinosos, que a menudo son tratados con hipocresía, y cómo de este modo ella dio en el blanco y se mantuvo en su sitio, sin pasar por el aro) y el giro final que da el guión.
En suma, no es algo memorable, pero se puede ver si pueden soportar una película que no termina de ser comedia auténtica ni drama genuino, pero que tiene sus momentos interesantes.