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Voto de Vivoleyendo:
8
7,1
52.000
Animación. Fantástico. Terror Basada en una novela de Neil Gaiman, narra la historia de una niña que, al atravesar una pared de su casa, encuentra una versión mejorada de su vida: sus padres son más considerados con ella, pero la las sensaciones maravillosas darán paso al miedo y a la angustia. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Henry Selick de la animación me recuerda un poco a Tim Burton, en el mejor sentido. Si Burton da en el clavo a la hora de fabricar un universo gótico y siniestro con un, a veces, inconmensurable fondo de ternura y de belleza, Selick no es nada manco. Si “Pesadilla antes de Navidad” fue un debut bastante aceptable (y precisamente tomando como fuente una historia del propio Burton), “Coraline” supone una consagración triunfante.
No he tenido la suerte de verla en 3D, que tiene que ser sin duda una experiencia alucinante, pero aún sin 3D Selick ha construido con cariño y esmero una historia muy entretenida y visualmente golosa, con un mensaje ya muy conocido: una niña que no valora lo que tiene y que aprende a madurar y a aceptar su vida tal y como es, antes que suspirar por fantasías que nunca dejan de ser mentiras.
A la frustrada y malhumorada pero lista Coraline se le otorga la posibilidad de obtener lo que sueña, la vida de colores, magia y deseos cumplidos que todo niño infeliz o insatisfecho se pirra por tener. Ella podría tener todo eso al alcance de la mano… Pero claro, nada es gratis. Los grandes sueños requieren un peaje muy alto, una concesión pavorosa, vital.
Ella tendrá que elegir entre quedarse con sus ojos de verdad y seguir viendo las cosas como siempre, o mirar con ojos de mentira y engañarse hasta que ya no haya puerta de regreso.
Selick presenta atractivas imágenes de una plasticidad tangible, escenarios rebosantes de detalle y creatividad, siempre con esa estética entre lo fabuloso y lo carcomido, entre lo rozagante y lo polvoriento. Personajes variopintos caracterizados con esa exageración de los rasgos que definen su carácter. Esa simpática falta de búsqueda de perfección visual, sustituida por el análisis marcadamente subjetivo de los ambientes y los seres (como en una pintura de Van Gogh, por poner un ejemplo), es un sello de identidad de autores que se preocupan mucho por plasmar lo que sienten, más que lo que ven.
Felicidades y una reverencia para un artista curtido en el arte de soñar despierto, con habilidad suficiente como para coger un trozo de fantasía y colocarlo delante de la vista sin que haya que estar dormidos.
Vivoleyendo
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