Otra película de mi baúl de recuerdos. Cómo no acordarme de ella, si sale un jovencísimo Travolta. Además, el tema me conmovió. Ese chico aprisionado de por vida en una burbuja para no morir de una infección cualquiera.
Sólo advertimos la buena suerte que tenemos cuando observamos lo que les pasa a otros. Por ejemplo, tenemos algo que ha nacido con nosotros y de lo que no somos conscientes porque nunca hemos notado su falta, y que trabaja minuto a minuto para mantenernos sanos. Imaginemos que, por un error natural, congénito, genético o de diversa índole, hay una persona que carece de eso. Hablamos del sistema inmunológico. Tan vital que no se puede vivir sin él.
A aquel chico de la burbuja no se le había desarrollado como al resto de la gente.
El mismo aire que respiramos podía matarlo.
Una se pregunta lo difícil que tiene que ser arreglárselas con una carencia tan grande. Por eso es por lo que esta peliculita no se me fue de la memoria. Y porque Travolta me gustaba.
Y, también, porque todos los figurones del firmamento de estrellas tuvieron sus inicios.