Es una entretenida y bonita alegoría sobre las inseguridades de la adolescencia.
Haru es una chica común y corriente, que tiene una baja autoestima y se cree poca cosa. Lleva la vida normal de cualquier chica de su edad: va al instituto, tiene una amiga con la que comparte sus inseguridades, le gusta a rabiar un chico que ni siquiera se ha fijado en ella... Hasta que un día salva la vida a un gato muy especial, que la invita al Reino de los Gatos. A partir de ese momento comienza para Haru una aventura alucinante en la que se verá sometida a pruebas y retos difíciles y hasta peligrosos, y descubrirá su propio valor. También comenzará a experimentar un amor peculiar y se ganará verdaderos amigos. Sin darse cuenta, Haru irá madurando y aprenderá a aceptarse a sí misma.
Este cuento refleja algunos conflictos de la juventud: la dificultad para adaptarse socialmente, la falta de confianza en uno mismo... Y los resuelve de una manera enormemente imaginativa.
Ostenta la fotografía y la estética tan propia de los estudios Ghibli, con esa animación tradicional de dibujos animados tan atractiva, colorida y deslumbrante, que ya me encantó en otras películas de esta compañía. Siguen demostrándonos que no son necesarios unos avances de última generación para crear películas de animación extraordinarias.
Una película inteligente y muy entretenida para espectadores de cualquier edad, sobre todo para quienes no la rechacen de entrada por su aire infantil.