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Voto de Vivoleyendo:
10
Comedia Llevado por un extravagante sentido de los negocios, Groucho mete en un barco con destino a Nueva York a las grandes estrellas de la Ópera de Milán. A bordo viajan también unos polizones: Harpo y Chico. Entre los tres revolucionan el barco, organizan un escándalo en Nueva York y convierten la noche del estreno en una locura que el mundo de la ópera nunca podrá olvidar. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2008
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pura alegría de vivir. Eso es ni más ni menos lo que destila la que para mí es la mejor comedia de los hermanos Marx que he visto hasta la fecha.
Y una de las mejores de todos los tiempos.
"Joie de vivre", expresión francesa que engloba toda una filosofía de vida según la cual venimos a este mundo para tratar de ser lo más felices que podamos con lo que somos y con lo que tenemos.
Y eso es lo que derrochan los hermanos Marx, por los cuatro costados.
Caraduras, liantes, descarados, timadores, vividores, funambulistas y tronchantes figuras del espectáculo con habilidades para la música y para desbaratar el lugar en el que se encuentren. Los personajes de Groucho, Chico y Harpo causan un cataclismo por dondequiera que pasen, mareando, enloqueciendo al personal e irritándolo hasta más allá del límite de la paciencia. Y ayudando a su alocada manera a quienes necesitan una mano amiga, y dejando con tres palmos de narices a los indeseables.
Groucho en esta ocasión es el representante de una rica viuda (la siempre sufrida Margaret Dumont), a la cual se le ofrece financiar la carrera artística de un tenor y propiciar su debut en América. Por otro lado, un corista de excelente voz pero aún desconocido recibe la proposición de Chico para ser su representante. Y en medio de ambos cantantes está una bella soprano que ama al corista y que por otro lado recibe proposiciones del famoso tenor, y que también es contratada para debutar en América, con lo cual deberá separarse de su gran amor.
Sin un momento de descanso los Marx nos deleitan con escenas inmortales como la de "la parte contratante de la primera parte", el viaje en el barco y ese camarote que parece el rosario de la aurora, y el desastroso inicio de la temporada operística en Nueva York, cuando los Marx planean y ejecutan el modo de boicotear al soberbio y arrogante tenor en su primera actuación.
Huyendo de la policía, perseguidos por sus airadas y humilladas víctimas, revolucionándolo todo, causando furor y hechizo entre el público infantil de pequeños y grandes que son obsequiados con algún concierto improvisado al piano y al arpa, abochornando a la audiencia de la ópera de Nueva York y echando una mano a sus auténticos amigos, los Marx son el ejemplo de los aprovechados impresentables que siempre consiguen lo que se proponen.
Seres sin complejos, sin sentido del ridículo, totalmente optimistas y felices capaces de sacar tajada de cualquier situación. Y, de paso, de demostrar que en el fondo, muy en el fondo, tienen su corazoncito.
Reyes del absurdo, de los juegos de palabras, de los dobles filos, de la desvergüenza, de los juegos malabares y de la acción surrealista que pasaron a la historia por sus frases atemporales y su modo único de catapultar a lo más elevado el género de la comedia.
Pero no se trata sólo de una comedia. Es además un musical con excelentes partituras, voces magníficas y geniales músicos, entre los que se cuentan Chico y Harpo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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