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Voto de Vivoleyendo:
7
Cine negro. Thriller. Acción En Sin City, ciudad de policías corruptos y atractivas mujeres, unos buscan venganza, otros, redención, o ambas cosas a la vez. Marv (Mickey Rourke) se propone vengar la muerte de su único amor. Dwight (Clive Owen) es un investigador privado con problemas que resolver. Hartigan (Bruce Willis), el único policía honrado de la ciudad, sigue la pista de una joven que está en manos del sádico hijo de un senador. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2010
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas que conlleva el tener grandes amigos, es que por ellos a veces tienes que tragarte tus palabras y ver alguna película que de otro modo no verías. Nunca he sentido precisamente afición por Robert Rodríguez, ni por Quentin Tarantino, y procuro evitarlos. Sólo veo algo de ellos por petición especial de alguno de mis amigos. Y, aunque sigo reconociendo que ni Rodríguez, ni Tarantino, ni ellos dos juntos son en absoluto santo de mi devoción, tampoco puedo dejar de admitir que alguna vez consiguen realizar alguna película que para mí va más alla de la soez violencia gratuita. A lo mejor esta vez se debe al papel preponderante del mundialmente conocido autor de cómics, Frank Miller.
La estética marcadamente influida en la serie "Sin City", y las tres subtramas introducidas en el argumento de la película, si bien no me entusiasman, sí atrapan la vista y presentan un espectáculo cargado de adrenalina hasta los topes.
Sin City es la cara más negra, multiplicada hasta el infinito, de toda gran ciudad. Es lo peor que albergan los seres humanos dentro de sus almas putrefactas. Miller coge todas las grandes podredumbres de todas las ciudades y las mete en su siniestra Ciudad del Pecado. Podría ser una alegoría tétrica del infierno en la tierra.
No hay nada sagrado, nada que no sea profanado. Ni Dios, ni la libertad, ni la infancia, ni la dignidad, y mucho menos, la vida. La vida vale menos que una cucaracha. El poder lo ostentan políticos, policías y clérigos corruptos hasta los huesos. Grandes mafias que mantienen el equilibrio de fuerzas y que controlan hasta el movimiento de la rata más enterrada en una alcantarilla. Amos y señores, que se vendieron a los dioses Dinero y Poder, y que hace mucho que llevan sus placas, insignias y títulos sólo como una tapadera de falsa respetabilidad. Nada se mueve sin que ellos se enteren, o eso es lo que les obsesiona: el control absoluto. Ellos deciden quiénes viven y quiénes mueren, mueven una ingente variedad de negocios turbios, y mantienen un pacto con Old Town, el barrio de las letales prostitutas entrenadas para matar.
La claridad nunca llega a Sin City. Siempre está a oscuras, en una nocturnidad interminable. Todos los recovecos esconden peligros y actos crueles.
Parecía que entre tanto horror no podía nacer nada bueno.
Pero, sí, extrañamente, pese a tanta sangre, tanta violencia desatada y tanto odio que los seres humanos sienten los unos hacia los otros, hay belleza y sentimientos nobles en la Ciudad del Pecado.
Belleza en una niña inocente, salvada de las garras de un sádico. Belleza en la integridad de un policía que no se venderá jamás (algo muy raro cuando todos los demás se han vendido) y que sembrará eso que casi ha sido desterrado de ese antro: amor. El amor que lo salvará a él, y a esa niña, mientras todo lo demás se ha echado a perder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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