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Voto de Vivoleyendo:
10
Drama
Después de verse obligado a abandonar su casa y su familia por deudas de juego, un hombre rehace su vida como titiritero hasta que se ve envuelto en la revolución maoísta. Cuando consigue volver con su mujer y sus hijos, ya nada es como antes. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2007
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podían haber escogido un título más adecuado para este excelso drama que, efectivamente, nos conduce a lo largo del intenso, doloroso, incierto y en definitiva milagroso viaje por la vida.
Gran acierto el de Yimou al tomar como punto central y como hilo conductor a una sencilla familia que, a través de los años, pasa por diversos avatares marcados por los tropiezos, las reconciliaciones, el aprendizaje de la madurez y de apreciar el valor de amar; también, como es inevitable, marcados por las tragedias que los someterán a las pruebas más duras que se puedan soportar; y marcados por el telón de fondo de una era de grandes cambios políticos y sociales, que supuso la llegada de la revolución y la instauración del régimen comunista de Mao Tse Tung (o como quiera que lo llamen ahora, yo desde pequeña escuché y leí que la transcripción de su nombre era "Mao Tse Tung". ¿Cómo lo llaman ahora? ¿"Mao Ze Dong"? Bueno, qué más da).
Yimou arroja una mirada crítica a los acontecimientos de aquellos tiempos, pero lo hace como observador que nos pone delante unos hechos a través del punto de vista de las personas sencillas, que vieron cómo su forma de vida tradicional quedaba trastocada y se encontraron sometidos a una ideología y a unas profundas modificaciones en las costumbres, las cuales tuvieron que acatar por temor a represalias y a ser acusados de "antirrevolucionarios". Observamos claramente cómo la mayoría de aquellas personas no comprendían muy bien toda esa terminología y parafernalia revolucionaria, pero obedecían por miedo y por sensatez.
La familia protagonista es una familia como podría serlo cualquiera. Al principio se hallan en una situación acomodada, pero la inconsciencia e inmadurez del cabeza de familia les lleva a la ruina y a la pobreza. Tras una época de recapacitación y superación de la ludopatía que lo condujo al desastre, el cabeza de familia finalmente se ha concienciado de que no hay nada más prioritario que permanecer unido a los seres amados y cuidarlos, y regresa junto a su mujer y a sus hijos. Se gana la vida como intérprete de teatro itinerante de sombras chinescas, que es una de las más apreciadas diversiones públicas de la gente. Pero justo entonces la revolución de Mao se abate sobre el país y el antiguo estilo de vida queda barrido de un plumazo. Comienza una etapa incierta y peligrosa.
Siguiendo el día a día de la familia, sus penalidades, sus alegrías, sus esfuerzos por salir adelante, todos esos pequeños detalles corrientes que nos tocan el corazón, que nos inundan con su sencillez, detalles en los que todos nos reconocemos, sentimientos universales que todos experimentamos en cualquier cultura (el amor hacia los hijos, hacia los padres, hacia los hermanos, la felicidad de estar juntos, de disfrutar de los pequeños momentos, el esfuerzo de arreglárselas en un ambiente difícil, el terrible sufrimiento de la pérdida...).
Gran acierto el de Yimou al tomar como punto central y como hilo conductor a una sencilla familia que, a través de los años, pasa por diversos avatares marcados por los tropiezos, las reconciliaciones, el aprendizaje de la madurez y de apreciar el valor de amar; también, como es inevitable, marcados por las tragedias que los someterán a las pruebas más duras que se puedan soportar; y marcados por el telón de fondo de una era de grandes cambios políticos y sociales, que supuso la llegada de la revolución y la instauración del régimen comunista de Mao Tse Tung (o como quiera que lo llamen ahora, yo desde pequeña escuché y leí que la transcripción de su nombre era "Mao Tse Tung". ¿Cómo lo llaman ahora? ¿"Mao Ze Dong"? Bueno, qué más da).
Yimou arroja una mirada crítica a los acontecimientos de aquellos tiempos, pero lo hace como observador que nos pone delante unos hechos a través del punto de vista de las personas sencillas, que vieron cómo su forma de vida tradicional quedaba trastocada y se encontraron sometidos a una ideología y a unas profundas modificaciones en las costumbres, las cuales tuvieron que acatar por temor a represalias y a ser acusados de "antirrevolucionarios". Observamos claramente cómo la mayoría de aquellas personas no comprendían muy bien toda esa terminología y parafernalia revolucionaria, pero obedecían por miedo y por sensatez.
La familia protagonista es una familia como podría serlo cualquiera. Al principio se hallan en una situación acomodada, pero la inconsciencia e inmadurez del cabeza de familia les lleva a la ruina y a la pobreza. Tras una época de recapacitación y superación de la ludopatía que lo condujo al desastre, el cabeza de familia finalmente se ha concienciado de que no hay nada más prioritario que permanecer unido a los seres amados y cuidarlos, y regresa junto a su mujer y a sus hijos. Se gana la vida como intérprete de teatro itinerante de sombras chinescas, que es una de las más apreciadas diversiones públicas de la gente. Pero justo entonces la revolución de Mao se abate sobre el país y el antiguo estilo de vida queda barrido de un plumazo. Comienza una etapa incierta y peligrosa.
Siguiendo el día a día de la familia, sus penalidades, sus alegrías, sus esfuerzos por salir adelante, todos esos pequeños detalles corrientes que nos tocan el corazón, que nos inundan con su sencillez, detalles en los que todos nos reconocemos, sentimientos universales que todos experimentamos en cualquier cultura (el amor hacia los hijos, hacia los padres, hacia los hermanos, la felicidad de estar juntos, de disfrutar de los pequeños momentos, el esfuerzo de arreglárselas en un ambiente difícil, el terrible sufrimiento de la pérdida...).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿Quién no se identifica con esas personas que sienten y padecen lo mismo que cualquiera puede sentir y padecer? ¿Cuántas personas hay que se aferran a quienes les acompañan en este duro camino para poder superar las penurias y miserias, para poder conservar una esperanza que a veces se tambalea ante los crudos golpes del destino? Si hay amor, hay esperanza... Y hay futuro.
Quizás sea este Yimou que cierne su aguda y brillante mirada en los sectores más humildes el que más hondo me llega y el que me transmite los más hermosos mensajes y valores acerca de la vida. Más que el Yimou monumental y ostentoso de otras películas. Pero, de lo que no me cabe duda, es de que este director posee una sensibilidad, un gusto por recrear todos los detalles y escenarios al milímetro y una dirección de actores realmente loables.
Maravillosos y emotivos personajes, espléndida recreación de los ambientes humildes de una China en plena ebullición, y magistral historia universal e inmortal, la historia de las generaciones que se suceden, siempre completando un círculo eterno: el círculo de la vida.
¡Vivir! Qué gran misterio... Qué gran aventura...
Quizás sea este Yimou que cierne su aguda y brillante mirada en los sectores más humildes el que más hondo me llega y el que me transmite los más hermosos mensajes y valores acerca de la vida. Más que el Yimou monumental y ostentoso de otras películas. Pero, de lo que no me cabe duda, es de que este director posee una sensibilidad, un gusto por recrear todos los detalles y escenarios al milímetro y una dirección de actores realmente loables.
Maravillosos y emotivos personajes, espléndida recreación de los ambientes humildes de una China en plena ebullición, y magistral historia universal e inmortal, la historia de las generaciones que se suceden, siempre completando un círculo eterno: el círculo de la vida.
¡Vivir! Qué gran misterio... Qué gran aventura...