Tengo un gran problema con las películas sobre ilusionismo. Y no, no está incluida la maravillosa “El ilusionista” de Chomet, que no tiene nada que ver con esto.
Mi problema es que la magia me la creo en otros muchos tipos de pelis. No tengo la menor dificultad con eso. Pero una peli de ilusionismo en la que no me creo nada y no veo magia por ningún lado, es algo chungo.
Existen distintos tipos de magia. La de enamorarse, la de sentir ciertas emociones, la que sale en la saga de Harry Potter, esa en la que creen los niños, en fin, ya sabéis. Si por lo menos esa fuera la que sale aquí, pues me conformaría. Pero está el otro tipo de magia, el ilusionismo.
Cuando uno ve un espectáculo de prestidigitación en vivo, lo guay es que al final te quedes con cara de “¿pero cómo diantres ha hecho eso?”, porque sabes que detrás de ese espectáculo hay una planificación milimétrica, un proceso lógico, algo que un ser humano muy habilidoso y bien entrenado puede hacer.
Pero, ¿sabéis qué me pasa? Que si yo a una película donde salen magos (no tipo Harry Potter, sino muggles XD) le pregunto: “¿Cómo diantres ha hecho eso? ¿Cuál es el secreto?”, lo que me dirían sería: “Pero, pedazo de tontaina, ¿qué secreto va a haber? Esto es ficción, el truco está en los ordenadores y los efectos digitales que hemos utilizado. ¿Es que te crees que nos vamos a romper la cabeza ideando trucos de verdad que puedan hacer las personas? ¿Para qué te crees que usamos los efectos especiales? Porque así podemos hacer lo que nos dé la gana.” Y entonces ahí se me desmorona todo el interés y toda la credibilidad. Porque, cosa curiosa, la ficción me la creo casi siempre, muchas veces los efectos especiales no me molestan lo más mínimo, incluso me impresionan de vez en cuando. Pero no en pelis sobre ilusionismo. Ahí me parecen algo así como hacer trampas.
Porque estoy más que convencida de que ninguna o casi ninguna de las fantasmadas que hay aquí las podrían hacer seres humanos sin ayuda divina o sin auxilio de la tecnología digital que crea sus “trucos”. Y como la premisa en este caso no es que un dios intervenga para hacer milagros, pues de principio a fin todo esto es una pamplina de mucho presupuesto.
Porque llamadme escéptica, pero entre otros muchos detalles bochornosos y sonrojantes, yo veo a un tío que al oír la palabra “gilipollez” se pone a tocar una sinfonía imaginaria con cara de alelado, y lo primero es que me descojono ahí mismo, y lo segundo es que me pregunto cuánto le han pagado a ese tío para que haga el panoli. Perdonadme, pero la hipnosis hasta el extremo de que un tipo te mire y te quedes frito al segundo me parece bastante exagerado, yo al menos nunca he conocido a nadie (y he conocido a bastante gente a lo largo de mi vida) que me haya dicho “oye, mira, el otro día fui a un hipnotizador que me hizo dormirme en un milisegundo, con lo que me cuesta coger el sueño por mí mismo por las noches y un tío va y me duerme como si nada, y después me hizo ladrar como un perro, llevarle las zapatillas y limpiarle la consulta, yo no me acuerdo de ná porque estaba bajo sugestión claro pero el nota me lo contó, y ahora cada vez que escucho la palabra “pringao” me pongo a ladrar, levanto la pata y me orino en los árboles.” Pues no, nadie me ha contado nunca ninguna historia por el estilo. Así que disculpadme si soy un poco incrédula. Y aparte es que no me trago que ni los ilusionistas mejor preparados sean superhéroes de cómic. A lo mejor me he equivocado y he estado viendo una de superhéroes tipo Power Rangers.
En fin, que en una peli no me puedo creer nada de eso ni de coña, porque sé que esos trucos no los hace ni el Copperfield en sus mejores tiempos. Así cualquiera es el mejor mago del mundo, por supuesto.
Me he quedado escarmentada. No volveré a ver ninguna peli que trate sobre ilusionismo en sí, porque todas me decepcionan. Muy especial tendrá que ser, y no sólo un juego de artificio vacío en el que no funciona lo de que los magos esconden sus trucos, porque aquí no hay trucos que esconder.
Me alucina que encima estas carísimas producciones tan rematadamente fantasmonas se tomen a sí mismas en serio y que encima participen algunos actores y actrices con cachet, que ahora lo único que han logrado ha sido que sus personajes me hayan caído como el culo. Lo de Mark Ruffalo no sé si es para rajarse las venas, pero al final uno no llega a tanto porque su historia te importa un bledo y desde luego que por un argumento tan tristemente insustancial no va uno a llegar a tanto. Y en cuanto a los magos “Robin Hood”... Son tan deslumbrantemente perfectos y chulitos que a los diez minutos ya los odias.
Y Mélanie Laurent... ¿Qué pintaba en todo esto? Con el respeto que le tengo...