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Voto de Vivoleyendo:
10
Drama Diciembre del año 2004. María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos pequeños vuelan desde Japón a Tailandia para pasar las vacaciones de Navidad en la playa. Una mañana, mientras se encuentran todos en la piscina del complejo a orillas del mar, un tremendo tsunami destroza el hotel y gran parte de la costa del sudeste asiático. Este desastre cambió para siempre la vida de millones de personas. Esta es sólo la historia de una familia. (FILMAFFINITY) [+]
21 de octubre de 2012
22 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego, que una familia de cinco miembros sobreviviera a una de las peores catástrofes naturales registradas en los últimos siglos puede entrar en la categoría de lo imposible. Pero ocurrió, lo cual prueba que este extraño universo nunca dejará de sorprendernos.
Eso infunde optimismo. Quizás nunca deberíamos afirmar “es imposible”, sino, como mucho, decir “es improbable”. ¿Quién es dueño de lo que es posible o no? Nadie puede estar seguro de que no exista una probabilidad para cualquier cosa, aunque sea una entre millones. Y con esto no dudo de estar cayendo en una contradicción conmigo misma, porque más de una vez a lo largo de mi vida se me habrá escapado un escéptico "no puede ser".
En fin, yo prefiero dejar fuera de cuestión sentenciar que la película sea absurda. Está basada en algo difícil de creer, es verdad, pero no "imposible". Es un hecho que María, Quique, Lucas, Tomás y Simón regresaron a casa sanos y salvos después de que una furiosa muralla de agua de decenas de metros de altura arrasara kilómetros y kilómetros de costa asiática, matando a un cuarto de millón de personas.
Lo que nos queda es sumergirnos en la horrorosa experiencia, recreada con unos efectos especiales espeluznantemente geniales y unos actores no menos geniales, y sentir los ecos de un pánico inconcebible. Justo después, el aterrador silencio de la muerte y la devastación, esa atmósfera paralizada, el tiempo detenido mientras los vivos chapotean entre los despojos, buscando signos de vida a su alrededor, luchando contra la desesperación. Gradualmente, los lamentos, la estupefacción y la frenética e insuficiente actividad humanitaria hormigueando por los caminos, por las calles, por los hospitales abarrotados de víctimas.
Los padres desempeñan papeles extraordinarios, pero son los niños lo que roban la pantalla. Sobre todo, Lucas, el verdadero protagonista. Un chico de unos catorce años que crece décadas en minutos. Me arrodillo ante Tom Holland, joven promesa de la actuación.
¿Demasiadas casualidades? Puede. Al fin y al cabo, como personalmente sospecho, lo más seguro es que sea la casualidad lo que dirija casi todo.
Vivoleyendo
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