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Voto de Vivoleyendo:
10
Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2010
64 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cada vez más inspirado Campanella arroja sobre el rostro un bofetón de nostalgia y provoca un estremecimiento interminable en la espina dorsal.
Un paseo desamparado, solitario y esperanzado por las lindes más persistentes de una añoranza que devora, que consume. Porque echar de menos lo que no se hizo, lo que se debió haber hecho, es lo que mata lentamente. Más incluso que lo que sí existió. Pasar los años arrepintiéndose por aquellas palabras no pronunciadas, por las caricias que no se dieron, por aquellos ojos hambrientos que se quedaron en la estación, clamando que todo fuese diferente, es como una tenia que roe las tripas hasta deshacerlas.
“¿Cómo se hace para vivir una vida llena de nada?”
Eso mismo se ha estado preguntando Benjamín Espósito durante veinticinco años. Cómo pudo dejarla escapar, cómo no tuvo pelotas para leer en su mirada suplicante y hacer lo que les pedía el cuerpo, el alma, el corazón.
Eso mismo se ha estado preguntando Benjamín Espósito durante veinticinco años. Cómo uno puede seguir haciendo como que vive, cómo se puede interpretar el papel de la resignación, de la conformidad, cuando se ha perdido la llama más deslumbrante, el sol, la luz y el calor que avivaban el hogar que pudiste haber poseído, o que apenas llegaste a disfrutar.
Cómo se puede avanzar volviendo perpetuamente hacia atrás, hacia un pasado que se niega a marchar y a liberarte. Que más bien te niegas a dejar marchar, porque no deseas liberarte. Porque si permites que se escape, perderás lo poco que te queda de aquello que nunca viviste, o que apenas llegaste a rozar. Porque te agarras con todas tus fuerzas a lo que se te escapó, o a lo que te quitaron.
Volver eternamente, regresar al momento en que aún era posible, en que aún sus ojos te miraban gritando sin voz el secreto para que lo leyeras, y rompiérais los barrotes invisibles que os separaban.
Volver eternamente, regresar al momento en que aún ella te preparaba un té con limón (¿o era con miel?), porque habías tosido durante la noche y ella te cuidaba.
Un drama con mayúsculas, del que vapulea, romanticismo del que toca las nubes sin el menor esfuerzo, con una autenticidad pasmosa, toques de sonrisa algo tristona, algo condescendiente, e intriga sobresaliente en un caso criminal que, junto con sus indecisiones y frustraciones pasadas, forman el núcleo de todos los giros, de todas las revueltas de Benjamín en el vacío de un vórtice que le succiona hacia el fondo.
El Campanella más desgarrador, experto en retorcer las tripas y remover los espíritus, alcanza el Olimpo con una joya del cine que ya está en mi puesto de las mejores de toda la década.
Vivoleyendo
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