Media votos
7,0
Votos
2.208
Críticas
1.745
Listas
37
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Vivoleyendo:
8
7,0
5.586
Aventuras
Clásico del género de piratas. A un corsario inglés (Errol Flynn) la reina Isabel I Tudor (1558-1603) le concede patente de corso para abordar la flota española y atacar y saquear sus ciudades en el Nuevo Mundo. Las autoridades españolas elaboran un plan para acabar con el temido pirata. El maestro Curtiz deja su sello con una perfecta narración y espectaculares batallas navales. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2009
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El halcón del mar" es uno de esos eternos iconos del género de aventuras. Una película ya mítica que marcó de forma indeleble un estilo ampliamente emulado. Y, cómo no, al frente del reparto, un Errol Flynn en la cumbre de su carrera. Uno de los actores más legendarios por sus papeles de intrépido aventurero romántico, un símbolo que quedó para la posteridad marcando esa línea de los héroes de leyenda que se meten en el bolsillo a la audiencia de cualquier época.
Porque, ¿quién no ha disfrutado como un niño, ya sea pequeño o grande, de esta corriente cinematográfica que persigue el puro entretenimiento, la espectacularidad, el enfrentamiento entre el bien y el mal? Una corriente que nos lleva de viaje, sin movernos de nuestro asiento, por los parajes más increíbles y exóticos, por los sitios más diversos, por todo tipo de culturas presentes, pasadas y futuras, reales o imaginarias, por las situaciones más excitantes...
Nos conduce, con la ayuda de la imaginación, hacia todos esos lugares que seguramente nunca podríamos visitar, nos regala un viaje en el tiempo y en el espacio por el precio del billete de cine, del DVD o simplemente de una pequeña parte de la factura de la electricidad... Si lo pensamos, pide muy poco a cambio de todo lo que puede llegar a otorgarnos.
Porque nos concede la luna si hace falta.
La figura del héroe valiente, hábil, inteligente, justiciero y romántico ha movido multitudes desde tiempos muy remotos. Ya se la ensalzaba en los antiguos poemas y cantares que a la gente le encantaba escuchar y leer. Hoy día, es el cine el encargado de difundir mayoritariamente la imagen de ese personaje que no conoce límites cronológicos ni espaciales. Y, más que personaje, arquetipo con unos rasgos que varían poco. ¿Quién no ha soñado, siendo un jovenzuelo o una jovenzuela que levantaba unos pocos palmos del suelo, con ser un Errol Flynn?
El capitán Geoffrey Thorpe, uno de los Halcones del Mar de la reina Elizabeth I de Inglaterra, es un pirata que barre los mares en busca de galeones españoles a los que atacar y robar sus cargamentos de tesoros transportados desde el Nuevo Mundo, las Indias Occidentales o lo que después se denominó América. En 1585, año en que transcurre la película, los dominios del rey Felipe II de España eran los más extensos de la historia de la Humanidad. De ahí surgió la expresión "en los dominios del rey Felipe II no se pone el sol".
La poderosa España controlaba buena parte del planeta, y los piratas ingleses, mirando por los intereses de su madre patria, trataban de mermar el poderío de sus rivales y enemigos surcando los mares y océanos para hundir sus flotas y hacerse con los botines que transportaban hacia las arcas de su rey Felipe.
Porque, ¿quién no ha disfrutado como un niño, ya sea pequeño o grande, de esta corriente cinematográfica que persigue el puro entretenimiento, la espectacularidad, el enfrentamiento entre el bien y el mal? Una corriente que nos lleva de viaje, sin movernos de nuestro asiento, por los parajes más increíbles y exóticos, por los sitios más diversos, por todo tipo de culturas presentes, pasadas y futuras, reales o imaginarias, por las situaciones más excitantes...
Nos conduce, con la ayuda de la imaginación, hacia todos esos lugares que seguramente nunca podríamos visitar, nos regala un viaje en el tiempo y en el espacio por el precio del billete de cine, del DVD o simplemente de una pequeña parte de la factura de la electricidad... Si lo pensamos, pide muy poco a cambio de todo lo que puede llegar a otorgarnos.
Porque nos concede la luna si hace falta.
La figura del héroe valiente, hábil, inteligente, justiciero y romántico ha movido multitudes desde tiempos muy remotos. Ya se la ensalzaba en los antiguos poemas y cantares que a la gente le encantaba escuchar y leer. Hoy día, es el cine el encargado de difundir mayoritariamente la imagen de ese personaje que no conoce límites cronológicos ni espaciales. Y, más que personaje, arquetipo con unos rasgos que varían poco. ¿Quién no ha soñado, siendo un jovenzuelo o una jovenzuela que levantaba unos pocos palmos del suelo, con ser un Errol Flynn?
El capitán Geoffrey Thorpe, uno de los Halcones del Mar de la reina Elizabeth I de Inglaterra, es un pirata que barre los mares en busca de galeones españoles a los que atacar y robar sus cargamentos de tesoros transportados desde el Nuevo Mundo, las Indias Occidentales o lo que después se denominó América. En 1585, año en que transcurre la película, los dominios del rey Felipe II de España eran los más extensos de la historia de la Humanidad. De ahí surgió la expresión "en los dominios del rey Felipe II no se pone el sol".
La poderosa España controlaba buena parte del planeta, y los piratas ingleses, mirando por los intereses de su madre patria, trataban de mermar el poderío de sus rivales y enemigos surcando los mares y océanos para hundir sus flotas y hacerse con los botines que transportaban hacia las arcas de su rey Felipe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero se trata de una guerra solapada, encubierta. En el momento en que ocurren los hechos de "El halcón del mar", Inglaterra y España atraviesan por un período de tregua y no se han declarado como enemigos abiertos. A España no le conviene destapar las hostilidades con los británicos, ni con su astuta soberana, ni excitar más aún la sed de los experimentados y eficientes piratas. Y a Inglaterra no le hace mucho bien enfrentarse a la patria más fuerte del mundo. De modo que ambas naciones se dedican a actuar bajo cuerda.
La reina Elizabeth mantiene una flota de capitanes corsarios a los que aparenta dejar un amplio margen de libertad de movimientos, y utilizándolos en provecho de las mermadas arcas del estado. Empleando su astucia, hace ver que los corsarios están bajo su mandato, pero al mismo tiempo es condescendiente con el hecho de que son hombres demasiado indómitos y acostumbrados a regirse por sus propias órdenes. De ese modo, ella consigue ganarse su lealtad y dispone de una valiosa fuente de ingresos para Inglaterra, aunque de puertas afuera tenga que fingir que desaprueba los saqueos de sus piratas, para apaciguar a Felipe.
En medio de esta tensión entre los monarcas y las naciones, Thorpe es uno de los mejores lobos de mar de toda la flota británica. Su buque "Albatros" y el océano parecen una extensión de sí mismo. Él lleva a cabo con fervor aquello a lo que dedica toda su vida: servir sobre las peligrosas aguas a su reina. Y lo desempeña con esa convicción absoluta que le atrae el respeto y la devoción de todos sus marineros, así como del pueblo inglés. Y el odio de los agraviados españoles.
Pero hasta el más avezado capitán pirata tiene sus escrúpulos, su sentido de la justicia y su corazón... Thorpe detesta la esclavitud, la crueldad innecesaria, los crímenes que no se cometan en batalla declarada y los malos modales. Y, pese a toda su experiencia, se siente como un novato ante la belleza de una dama... Siempre persiguiendo sus ideales, romántico hasta el final, y cumpliendo con su deber, arriesgando gustosamente el pellejo en arriesgadas misiones en las que las batallas navales, las peleas cuerpo a cuerpo, las decisiones cruciales, el trabajo en equipo, la determinación y la capacidad de afrontar las adversidades componen un mosaico de algunas de las escenas más famosas de la historia del cine, acompañadas por una ambientación soberbia, una banda sonora que queda para el recuerdo, y un Errol Flynn que se sube al pedestal de oro de los actores más queridos.
El capitán Thorpe nunca dejará de navegar hacia el horizonte, buscando nuevos barcos que abordar, guiado por su soberana y por su propio instinto, arropado por el amor de su dama, y alumbrado por un sol que siempre asomará más allá de los confines de la Tierra.
La reina Elizabeth mantiene una flota de capitanes corsarios a los que aparenta dejar un amplio margen de libertad de movimientos, y utilizándolos en provecho de las mermadas arcas del estado. Empleando su astucia, hace ver que los corsarios están bajo su mandato, pero al mismo tiempo es condescendiente con el hecho de que son hombres demasiado indómitos y acostumbrados a regirse por sus propias órdenes. De ese modo, ella consigue ganarse su lealtad y dispone de una valiosa fuente de ingresos para Inglaterra, aunque de puertas afuera tenga que fingir que desaprueba los saqueos de sus piratas, para apaciguar a Felipe.
En medio de esta tensión entre los monarcas y las naciones, Thorpe es uno de los mejores lobos de mar de toda la flota británica. Su buque "Albatros" y el océano parecen una extensión de sí mismo. Él lleva a cabo con fervor aquello a lo que dedica toda su vida: servir sobre las peligrosas aguas a su reina. Y lo desempeña con esa convicción absoluta que le atrae el respeto y la devoción de todos sus marineros, así como del pueblo inglés. Y el odio de los agraviados españoles.
Pero hasta el más avezado capitán pirata tiene sus escrúpulos, su sentido de la justicia y su corazón... Thorpe detesta la esclavitud, la crueldad innecesaria, los crímenes que no se cometan en batalla declarada y los malos modales. Y, pese a toda su experiencia, se siente como un novato ante la belleza de una dama... Siempre persiguiendo sus ideales, romántico hasta el final, y cumpliendo con su deber, arriesgando gustosamente el pellejo en arriesgadas misiones en las que las batallas navales, las peleas cuerpo a cuerpo, las decisiones cruciales, el trabajo en equipo, la determinación y la capacidad de afrontar las adversidades componen un mosaico de algunas de las escenas más famosas de la historia del cine, acompañadas por una ambientación soberbia, una banda sonora que queda para el recuerdo, y un Errol Flynn que se sube al pedestal de oro de los actores más queridos.
El capitán Thorpe nunca dejará de navegar hacia el horizonte, buscando nuevos barcos que abordar, guiado por su soberana y por su propio instinto, arropado por el amor de su dama, y alumbrado por un sol que siempre asomará más allá de los confines de la Tierra.