Dicho aeropuerto londinense es el referente y el nexo en el que confluyen todas las historias de esta película, y resulta muy simbólico y adecuado para el mensaje, cantado a los cuatro vientos: el amor está en todas partes.
Si esta película se ha convertido en una de mis favoritas, se debe a las siguientes razones:
-Las historias. Casi todas ellas son interesantes, conmovedoras, divertidas, tristes, en todas el amor (o el desamor) son los protagonistas. Salen distintas clases de amor, amores que empiezan, amores que terminan, amores que duran toda la vida... El amor en distintas fases y momentos. El amor romántico, el amor promiscuo, el fraterno, el paterno-materno-filial... Algunas historias son bellísimas y memorables, emocionan de verdad. Otras son curiosas y simpáticas. Sólo hay una que me parece lamentable.
Para mí las historias más bellas son:
-La de Alan Rickman y Emma Thompson. Dos verdaderos cracks de la interpretación que dominan la pantalla.
-La de Colin Firth y Lucia Moniz. Tiene un punto que la hace adorable.
-La de Keira Knightley y el chico enamorado en secreto de ella. Preciosa y con algunos momentos en los que se verán reflejados los que han pasado alguna vez por un amor imposible.
Las demás historias son simpáticas, una de ellas es muy triste y nos dejará un nudo en la garganta e incluso, alguna de ellas, es espectacular. A destacar el padrastro que es todo un padrazo y el rockero colgado y deslenguado.
La única historia que para mí sobra, es la del pringao que se va a Estados Unidos para ligar. Sí, vale, representa la realización de los deseos de cualquier adolescente obsesionado con mojar con tías buenas, pero es que el tío sobrepasa los límites de lo patético. ¡Menudo estómago tienen las tías de Wisconsin! ¡Ajjjj!
Todas entrelazadas, los personajes de una historia conocen a los de alguna otra y así hay conexiones entre todos. Y se completa un círculo.
Algunas escenas son dignas de pasar a la historia del cine y la banda sonora contiene temas muy variados y pegadizos, además de la preciosa música sinfónica de Craig Armstrong.
Es un largometraje navideño con mensaje, con muchos puntos que lo hacen diferente a cualquier película navideña típica, con toques de comedia y drama y diálogos llenos de vida, que proporcionan gran parte del atractivo que consigue mantenernos interesados y embobados hasta el final.
Para los que quieran disfrutar con una comedia-drama inteligente.