Considero que esta película es, simplemente, una obra de arte: La fotografía es ... ¡perfecta!, pues parece que estás viendo un cuadro (Kubrick trucó cámaras con lentes Zeiss de la Nasa para conseguir ese efecto); la selección musical, aunque parte de ella es anacrónica (Schubert) para la época en que se desarrolla (2ª mitad del siglo XVIII) no podría ser mejor; el vestuario, aunque era una época de indumentaria ostentosa, es elegante y natural, al contrario de otras películas de época, en las que la ropa tiene un "no sé qué" que parece más artificial; las actuaciones son muy buenas, pues aunque mucha gente considere a Ryan O´Neal inexpresivo (es verdad que fue impuesto por la Warner, Kubrick quería a Redford), da perfectamente el pego sucesivamente en la evolución del personaje como el bueno y valiente, pícaro, ambicioso, arribista, embustero, déspota, fracasado, honesto con quien no debe y reconciliado consigo mismo demasiado tarde ... Sólo falla el doblaje al castellano que le puso Carlos Saura a su voz y que es para verla, si no en cine, en una pantalla bien grande, pues de lo contrario pierde todo su encanto.