Bien, el guión pone de manifiesto lo buenos que son los consejos de los profesores rectos, serios y que no ríen las gracias a los alumnos (cosa que no es comprendida por los escolares hasta que pasan años, aunque algunos lo llegan a entender mucho antes, como es el caso de la adolescente protagonista de esta historia).

La mayoría de los seres humanos que han pasado por la educación institucional-escolar, han tenido a uno o más educadores a los que han creído antipáticos porque les imponían una disciplina y una orientación propia del que ha vivido más, sabe más de la vida y pretende que los neófitos sufran menos y tengan un futuro mejor. Pero cuando han pasado una serie de años, aquellos docentes que considerabamos tan antipáticos porque nos imponían una contención, un marco y una forja medicinal, vemos que eran los más valiosos, los más responsables, los auténticos dignos de respeto y hacemos todo lo que podemos para que nuestros hijos tengan unos parecidos (claro está que ahora nuestros hijos no lo entenderán lo mismo que nosotros a su edad tampoco entendíamos).

De esto, en cierta medida va esta película, de una jovencita linda, responsanble, estudiosa, que de repente se enamora y pasa a comportarse como una presumida discípula del "carpe diem", constituyéndose en un pésimo ejemplo para sus compañeras y probando en poco tiempo qué consecuencias pueden producirse a raíz de abandonar uno la disciplina y la contención de costumbres para echarse en manos del divertimento frenético, el goce desmedido de los sentidos, las mentiras, las vanidades y el abrirse fácilmente al novio que parece "un príncipe azul".