Esta miniserie provee todos los tópicos del cine de terror donde aparecen casas encantadas, fantasmas vengativos y con asuntos sin resolver.
La cinta comienza bien introduciéndonos en la historia en forma detallada, desarrollando personajes con poderes psíquicos que prometían mucho más de lo que terminan dando.
La mansión es sugerente, llena de recovecos y con un jardín ideal para fomentar la agorafobia. El problema radica en que las circunstancias que se relatan una vez adentrados en los pormenores son muy convencionales dentro del cine con temática fantasmagórica, donde se utilizan muchos refritos vistos tantísimas veces en otras obras.
La película tiene una fotografía cuidada en los detalles visuales, los efectos especiales para dar vida a lo paranormal deambulan entre lo correcto y lo cutre.
También hay que mencionar que el metraje es excesivo teniendo en cuenta lo poco que se cuenta, llega a aburrir de tantos sustillos inefectivos, por tantas vueltas que se le da al guión sin avanzar en intensidad y por tanta intrascendencia en el argumento.
En fin, la propuesta es apenas regular. Sólo apta para aquellos incondicionales del terror barato de fantasmas, no se dejen enganchar porque el guión pertenezca a Stephen King. Mejor leer la novela que seguramente está mucho mejor elaborada que esta miniserie anémica de emociones y de originalidad.