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España España · Madrid
Voto de plumilla:
5
Romance. Drama Ésta es la difícil historia de un chico que trata de olvidar a una chica, sobre todo porque ella, de la que se acaba de separar, vuelve a su memoria una y otra vez asociada a todos los recuerdos de su vida. Esta situación llega a tal punto que el chico tiene la sensación de que todas las canciones de amor hablan de ella. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2014
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En su debut como director, Jonás Trueba intenta dárselas de perro viejo, cuando su condición de novel, su corta edad (29 años) y el género en que se mueve su primera película -la comedia romántica- pida precisamente una condición de la que esta carece: frescura.

El vástago de Trueba demuestra que a su corta edad ha visto cine (continuas referencias a la 'nouvelle vague', a 'Manhattan' de Woody Allen -incluso en el cartel de la cinta-, encuadres cuidados...), que ha leído (referencias más o menos impostadas a Borges, Pessoa...) y que ha escuchado música (como demuestra esa BSO trufada de pedigrí indie -Aroah, Christina Rosenvinge-, algún clásico jazz...) sin embargo detrás de este celofán, de esa maleta de referencias, el director parece lastrado por la inexperiencia -quizá inmadurez, es difícil y pretencioso por mi parte afirmarlo, casi comparto edad con él- en terrenos más mundanos de la vida.

Y eso se nota en unos personajes vacíos, sin vida, que no arrojan ni un sólo atisbo de emoción, fríos; y con los que, pese a los esfuerzos de los actores y las buenas intenciones, la película se va por el sumidero.

Y ese el mayor problema de "Todas las canciones...", todo en ella tiene un aire intelectual algo impostado y suena a viejo, como esa declaración de amor a los libros impresos tan bonita como insólita en unos chavales de la generación iPad; o el lastre que supone la voz en off para introducir al espectador en determinados aspectos de la historia. Otro punto flaco reside en la paradoja de armar una comedia a la que cuesta encontrar sentido del humor.

Pero lo gran pega de este debut es que apenas se aprecia una evolución en la pareja que sustenta la cinta cuando ese es el mensaje que pretende transmitir el film, y son algunos secundarios -como la camarera argentina o el amigo moñas- los que parecen mejor dibujados. Y es por eso por lo que la escena final incluso sorprende: el espectador no entiende ese especie de resumen vital del personaje interpretado por Oriol Vila, porque no se le han dado durante el metraje las claves, los puntos de fuga sobre el que construirlo. ¿Por dónde hemos llegado hasta aquí?.

Lo mejor de la cinta, por el contrario, es la fotografía y el ambiente nocturno del Madrid de los Austrias -con el que, por cierto, sí puede conectar o empatizar el espectador, especialmente si es joven y reside en el villorio madrileño- y algunos encuadres que destilan una educada cultura de la imagen.

Al ver la cinta me vienen a la cabeza comedias españolas de los 90 -'Amo tu cama rica', 'Los mejores años de nuestra vida'...- con las que la cinta parece compartir códigos, y quizá por eso parezca tan prematuramente envejecida; de otro tiempo. Tampoco puedo evitar pensar en otro debut de juventud y amoríos madrileños, la estupenda ''Ópera prima'' (Fernando Trueba, 1980), que no hace sino acrecentar las diferencias y los defectos de este bienintencionada y aun con todo, en algunos puntos, interesante película.
plumilla
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