La Isla Minima por Alberto Rodriguez está ambientada en Guadalquivir en 1980 y cuenta la historia de dos policías con diferentes personalidades y opiniones políticas que necesitan poner sus diferencias a un lado para resolver un caso de dos niñas desaparecidas. Raúl Arévalo desempeña el papel de Juan, un policía misterioso con un pasado oculto. Se descubre que, en años anteriores, era un Gestapo franquista y torturó muchas personas. El carácter de Pedro está abiertamente contra de las creencias de Franco. Las diferencias en estos personajes también representan las diferencias en la gente de España en la época. La generación más joven no estuvo de acuerdo con los ideales de Franco, mientras que la generación más vieja lo apoyó. En la sociedad posfranquista, es muy difícil para obtener información útil porque nadie quiere a ayudar. Con el uso de un poco violencia, los dos policías pueden a resolver el caso.

Para mí, la escena final es una de las más poderosas porque engloba el tema del silencio que es retratado en toda de la película. Pedro ve fotos de Juan como una Gestapo franquista y aprende su verdadero pasado, que anteriormente había mentido sobre. Cuando aprende esto, Pedro permanece en silencio mientras se van juntos, dejando a los espectadores inseguros del futuro de ellos y la relación que tendrán.

Con la ayuda de las habilidades de actuación de Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, la película es un gran éxito. Rodríguez es capaz de capturar la tensión entre no sólo la policía, pero la gente en la pequeña ciudad también. Con el uso de luz y sombras, hay un sentimiento muy misterioso en todas partes de la película. En mi opinión, el cinematógrafo hace un trabajo asombroso en la captura a los sentimientos y emociones de todos los personajes, incluyendo los resultados de los años de opresión de Franco. Este thriller te mantiene queriendo saber más, y aunque un poco confuso a veces como el final y hay un poco violencia, se entrega en todos los niveles.