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España España · Cordoba
Voto de Yasumaro:
7
Romance. Drama. Ciencia ficción Un hombre (Hugh Jackman) realiza dos viajes: uno al pasado, a la España del siglo XVI, y otro al futuro, al siglo XXVI. Su objetivo es salvar la vida de su esposa enferma de cáncer, pero para ello tendrá que encontrar el legendario árbol de la vida cuya savia proporciona la inmortalidad. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de “La fuente de la vida” alude a un mito recurrente en las mitologías de innumerables culturas; el sueño humano de encontrar algo trascendental que le ayude a vencer el paso del tiempo para obtener así la inmortalidad…y como la película se mueve entre los terrenos de lo cotidiano, lo mítico y lo místico, es lógico que Aranofsky divida su película en tres: una historia real, otra que surge de la imaginación de la protagonista y otra llena de simbolismo que no está situada en el espacio o en el tiempo.
De ésa llamativa manera el director se sumerge en esta búsqueda atemporal que es la inmortalidad, simbólica o no, para sustentar el argumento del film que tiene como protagonista a un médico que representa al científico que cree que todo puede ser solucionado. Así, corre a cargo del personaje de Jackman encarnar la forma dramática con que la sociedad actual afronta la muerte y el paso del tiempo, acorralado entre el pánico de perder a su esposa para siempre y su obsesiva lucha por mantenerla con vida a toda costa. Ella, por el contrario, representa todo lo espiritual, el equilibrio, la candidez; ella es portadora de todo lo místico que hay en esta película, que no es poco. De ella surgen los mundos paralelos a la realidad. Todo queda encuadrado pues, para mostrar el mismo problema desde dos formas distintas.
Y es que Aranofsky roza conceptos judíos abstractos sobre el árbol de la vida en el edén y su relación con la sefirot cabalística. Después nos deja enseguida con una búsqueda muy parecida a la del Santo Grial, para más tarde flirtear con los paganos rituales mayas, la meditación budista y la hermenéutica pura y dura.
En definitiva, con este atípico film nos sumergimos en las complejidades del director norteamericano. Muerte, amor, religión, filosofía, tiempos fracturados… elementos que se conjugan para constituir una experiencia única y original… que en los tiempos que corren, ya es mucho decir.
Yasumaro
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