Básicamente narra la historia de la última noche que van a pasar antes de un ataque tóxico a nivel mundial. El día elegido es el de Navidad y un grupo de amigos deciden pasarla juntos en una casa enorme a las afueras. Intentarán que sea un día lo más agradable posible, dadas las circunstancias, pero poco a poco irán saliendo temas de cosas que han hecho, o que no han hecho o que deseaban en algún momento que harán que discutan, que rían de forma histérica o que beban hasta caer inconscientes. Algunos van con nuevas parejas que no se sienten muy a gusto entre ese grupo de pijos snobs. Las preguntas sobre si deben o no tomar la pastilla que les matará sin dolor o ver si realmente van a morir o hay alguna esperanza de que no vaya a ocurrir son completamente inevitables. Los diálogos son inteligentes y la cinta se ve en un suspiro (tampoco es que dure mucho). Es un guion ligero para el tema serio que realmente quiere contarnos, por eso, aunque nos deja mal cuerpo en estos tiempos de Covid y de Navidad, es perfecta para los que no les gustan estas fechas, pero quizás no tanto para los que se deprimen en estos días. La banda sonora es perfecta y me ha encantado el vestuario de todos, sobre todo el de ellas. La personalidad de los protagonistas es brutalmente histriónica, aunque es cierto que los hombres aparentemente son más templados que las mujeres. Son ellas las que sobresalen casi todo el tiempo. Sus dudas, sus cambios de humor, se ven reflejados más en su caso. Tiene momentos de humor ácido que hacen que no sepas ni qué cara poner, mezclados con todo el drama que les rodea. Los niños son geniales. Están en esa edad insoportable justo antes de convertirse en adolescentes. Tanto la chica, como los gemelos son un horror durante la noche, pero especialmente en los últimos minutos de metraje.

Recomendable sólo para los que odian la Navidad o para los que disfruten con estos temas.