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España España · Valladolid
Voto de Teresa:
8
Terror. Fantástico Will Randall es un ejecutivo de mediana edad, un tanto apocado, que trabaja en una importante editorial. Conduciendo su coche, en una noche de luna llena, se ve obligado a pararse a causa de la nieve. Al bajarse del vehículo, un lobo le muerde una mano. Pronto empieza a notar extrañas transformaciones en su cuerpo coincidiendo con las fases de luna llena. (FILMAFFINITY)
31 de agosto de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soñé que era más rápida, más ágil; que podía oler tu aliento y esa última copa que te habías tomado hacia un momento aunque estuviésemos a un kilómetro el uno del otro; soñé que tenía una extraordinaria seguridad en mí misma, que podía ser cruel sin remordimiento. Soñé que marcaba mi territorio para que el resto de vosotros supiera que si traspasas la línea lucharé por proteger lo que es mío, lo que me he ganado. Soñé que nadie me pisaba ya y que de todo podía hacer chistes sarcásticos. Soñé que la vida podía tener reglas más sencillas y aun cuando parece que has perdido, todavía puedes ganar.
Cinta injustamente olvidada y pisada por la crítica profesional y por los no tan profesionales. Etiquetada como «película de terror» fue enterrada, tanto, que incluso cuando el bueno de Craven hizo su versión libre titulada The Cursed, pocos se dieron cuenta que era una copia casi milimétrica de la de Nichols. Era el año 1994 y estaban de moda las historias de monstruos, así que no podía faltar una de licántropos. Muchas cosas leo sobre si se desvirtúa la leyenda del mismo –que no lo hace-. Hay tanta literatura sobre licántropos, vampiros o brujas que me resulta innecesario explicarlo aquí.
Los que busquen efectos especiales en plan año 2000 mejor no la veáis; los que esperáis ver escenas de acción trepidante, tampoco os esforcéis. Humor negro, sátira (sobre todo al mundo empresarial, que me da igual que sea en una editorial o en el mundo de los medios de comunicación –que es el caso de The Cursed-). Ya no se escriben historias como ésta, con la justa medida en varios temas. No hay sobresaltos de música para darte un susto, ni una música galopante para que se te acelere el corazón; lo que tiene son diálogos inteligentes que te hacen sonreír. Y si le tuviera que poner alguna pega es que le falta el gamberrismo de Craven, sin embargo ver a ese joven James Spader, a Jack Nicholson (que debería pensarse dos veces subir montañas heladas de noche, guiño guiño) y a la espectacular Michelle Pfeiffer hace que olvide todo lo malo que pueda haber en esta ficción, que a pesar de serlo nos enseña valiosas lecciones. No va de hombres lobo, no va de «anoche me comí –literalmente- a alguien», es más una metáfora o repitiéndome, una sátira. Claramente no es para todos los públicos. Lo que para mí es gracioso otro no lo pilla, pero la vida sigue.
Nota mental importante para mi Yo del futuro:
-no olvidar las buenas historias y aprender algo todos los días.
Y una postdata:
La de Craven es muy buena también y a los que os molesta u os molestó que una mujer lobo o licántropa hiciese una peineta a otra por llamarle gorda... ¡os falta sentido del humor!
Teresa
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