Y no solamente por Michael Bay haya estado detrás de este proyecto como productor. Desde el primer momento que vemos a estas hiper-hormonadas tortugas nos damos cuenta de que nos espera un videoclip sin piedad donde solamente aferrarse a la nostalgia podrá salvarnos.

Incluso Shredder cae en los modernismos que llevan a Oroku Saki a occidentalizarse de una manera definitiva. El diseño de su armadura vuelve a recordarnos, y van varias veces en la cinta, a Transformers, hermana gemela de este producto. Para colmo de males hubo modificaciones de última hora sobre el villano que quedan bastante chapuceras durante el montaje.

Sin que aporte mucho a la trama se da una conexión directa a las tortugas mutantes con April, puesto que el padre de la muchacha fue quien las creo (caray, qué coincidencias tiene la vida, New York parece una apacible villa de encontronazos). Además, este rol cae a cuenta de Megan Fox, cuyo cometido vuelve a recordar mucho al que tenía en...Transformers.

Mucha explosión nos va llevando de un lado a otro, incluyendo cameo de Whoopi Goldberg, algo que debería destacarse porque no sale en Transformers y nos permite distinguir las dos películas entre sí.

Las Tortugas han vuelto a la gran pantalla y a nosotros solamente nos queda la opción de refugiarnos en los viejos buenos tiempos de cómic, las series y la primera adaptación.