¿Es una locura "Airbag"? Sin lugar a dudas, sí. No obstante, siempre me he preguntado qué habría pasado si, por ejemplo, Robert Rodríguez o Quentin Tarantino hubieran decidido rodar una loca despedida de soltero de unos pijitos en la frontera con México. Probablemente, habría ovaciones a la hipérbole dentro de la hipérbole y que prácticamente no se explique nada en una carrera con la quinta marcha puesta en todo momento.

Juanma Bajo Ulloa deja una cinta tremendamente personal y sin complejos de ningún tipo. Hay más subtexto del que parece, especialmente gracias a presencias como Paco Rabal, en el marco del narcotráfico gallego que hemos visto con tanta fuerza en la obra periodística "Fariña". Lo único que sucede es que "Airbag" nunca quiere tomarse a sí mismo en serio, disfruta de su gamberrada y tiene una violencia de cómic, que nunca nos afecta porque la sabemos irreal.

Un exponente perfecto sería la supervillana que encarna de manera colosal María de Medeiros, no nos soprendería nada si de repente sacase un poder mutante e invocase una tormenta para aniquilar a sus adversarios.

Igual que sucedía con otra obra tan personal como "Amanece que no es poco", "Airgab" dejó bastantes frases para el recuerdo. "Profesional, muy profesional", como bien dice un inolvidable Manuel Manquiña, quizás el personaje al que más cariño se le termina cogiendo en esta road movie sin piedad.

Sé que genera adhesiones y críticas negativas con la misma fuerza, pero terminó cómodamente metido en esta coctelera tan rara donde se puede disfrutar del talento de intérpretes como Karra Elejalde o Rosa María Sardá. Es una locura que no tiene que nada que envidiar a la de otras latitudes.