"La cenicienta" es una historia con encanto. Se gestó en unos años dorados para a compañía de Walt Disney, buscando emular el formidable éxito de crítica y público que habían obtenido con "Blancanieves y los siete enanitos". Trabajo muy coral, resulta difícil destacar nombres propios en este film, aunque el resultado global dentro de lo técnico es muy notable para los recursos de la época.

La historia de Cinderella ha envejecido. En este caso, incluso podríamos decir que afortunadamente. Igual que resultaría ridículo hacer hoy en día una cinta que pregonase estos roles de príncipe azul y damisela en apuros, tampoco podemos pretender crucificar este clásico simplemente por ese hecho. Cinderella fue hija de su tiempo y, por fortuna, poquito a poquito se va mejorando a ese respecto.

Cabe destacarse la capacidad que entonces tenía Disney para crear secundarios atractivos. El papel de los ratones en la cinta es realmente adorable y dejan algunas de las secuencias más perdurables de "La cenicienta". Hay también un buen acompañamiento por lo despreciable del entorno familiar de Cinderella, aunque quizás falte un grado de villanía mayor, cosa que sí tenía Blancanieves y "La bella durmiente".

Un auténtico clásico que hoy en día, por suerte, hemos de ver con notas a pie de página.