Hay momentos en los que parece que cuando vemos "El penalti más largo del mundo", estamos viendo el episodio de una serie, de una comedia de situación en la que estamos muy familiarizados con los personajes y no necesitamos que nos expliquen por qué hacen lo que hacen, teniendo simplemente que disfrutar de lo que les pasa y el suceso en que se ven envueltos.

La atmósfera que rodea la película de Roberto Santiago, así como el suceso inverosímil que rodea al eje de la Historia, nos invita a disfrutar del adorable perdedor interpretado por Fernando Tejero, que acababa de ser el descubrimiento de la magnífica "Aquí no hay quien viva". Bien rodeado de buenos secundarios (por ejemplo: Fernando Cayo), la pena máxima es esperada sin emoción pero tampoco se pierde el interés.

Un punto favorable que tiene la cinta es que su metraje es el indicado y tampoco pretende más allá de lo que puede ofrecer, además, también gestiona bien los registros de Tejero, un actor muy gracioso pero que puede mostrar carencias en otros registros.

Cuando acontece el desenlace, uno se pregunta que pasará la semana que viene en la serie de este penalti...

Con todo, cumple su función y entretiene, que no es poco.