Desde luego, los premios ayudan y mucho a que una obra se encumbre. Rob Marshall montó el aparato con toda la música de Broadway y los trucos que tan bien conoce como artesano para crear una atmósfera de felices años 20 que le permitió arrasar en Estados Unidos. Gracia a ese glamour, la película fue teniendo mejor acogida en las taquillas extranjeras donde estaba pasando en un relativo segundo plano.

Con un reparto muy interesante, donde cabría hacer sobresalir a una Catherine Zeta-Jones como mala buenísima, a la par que comercial, "Chicago" adapta el célebre musical, cuya moraleja no deja de ser triste y de rabiosa actualidad, como muy bien han apuntado críticas precedentes. El inteligente y desalmado picapleitos interpretado por Richard Gere podría aparecer cualquier noche de sábado en 4+1, mientras que Renée Zellweger, muy inspirada como una mujer chabacana y que encuentra el filón de su vida en el asesinato de su amante, estaría a dos pasos de convertirse en una princesa del pueblo.

Sin ser ni mucho menos un experto y para nada una persona ducha en el género, algún número musical merece mención aparte, sorprendente la utilización de Queen Latifah como una carismática jefa de prisiones corrupta, mientras que John C.Reilly vuelve a lograr darle dignidiad y personalidad a un personaje muy complicado de que no caiga en el patetismo, pero nuevamente, un buen talento actoral salva la papeleta.

A pesar de la década happy, los cabarets y la fanfarria, la moraleja sigue siendo triste, aunque se diga cantando...

Buena película y bien caracterizada, aunque creo que sobredimensionada por un sector de la crítica norteamericana.