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Voto de El Libanés:
7
5,9
1.606
Comedia
Tras la muerte de su mejor amigo, Cantinflas tiene que hacerse cargo de Chavita (Paquito fernández), el hijo del difunto. Deseoso de progresar y tener dinero para mantener al niño, se pondrá a buscar trabajo como un loco, probando diversos empleos (albañil, socorrista en la playa de Acapulco, limpiabotas...). Se propone, sobre todo, satisfacer el mayor deseo de Chavita: tener una pelota, como los demás niños. Pero el destino le tiene ... [+]
30 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El bolero de Raquel" es una película en tierra de nadie dentro de la filmografía del genial comediante Mario Moreno, recordado en el imaginario popular como Cantinflas. Sin ser el moralista "padrecito" u honrado ministro de turno, el comediante no es aquí tampoco propiamente el "peladito" de la anarquía, siempre dispuesto a burlarse de las convenciones sociales.
No, de hecho aquí, Cantinflas se nos suaviza. Tras unos primeros compases de humor negro, el protagonista se ve obligado a apadrinar a su pequeño ahijado, teniendo que desempeñar toda clase de faenas para mantener a la criatura, Chavela, y su infantil capricho de tener una linda pelota (no sorprende de donde bebió el gran Roberto Gómez Bolaños para algunos de los gags de "El Chavo del 8").
Como es costumbre, Jaime Salvador, hábil guionista de olfato fino y con un gran instinto para aprovechar las dotes cómicas de la estrella, se basa mucho en los mejores, concretamente en "The Kid" (Charles Chaplin), adaptando con eclecticismo las situaciones al México de su tiempo. Para el recuerdo, la escena que da el título a la obra, simpático guiño al bolero de Ravel.
Miguel M. Delgado dirige con oficio esta nueva muesca para el lucimiento de su inseparable Cantinflas, si bien sobra un tramo de un viaje a Acapulco que parece obedecer más a la necesidad de que el metraje sobrepasase la hora y media.
No, de hecho aquí, Cantinflas se nos suaviza. Tras unos primeros compases de humor negro, el protagonista se ve obligado a apadrinar a su pequeño ahijado, teniendo que desempeñar toda clase de faenas para mantener a la criatura, Chavela, y su infantil capricho de tener una linda pelota (no sorprende de donde bebió el gran Roberto Gómez Bolaños para algunos de los gags de "El Chavo del 8").
Como es costumbre, Jaime Salvador, hábil guionista de olfato fino y con un gran instinto para aprovechar las dotes cómicas de la estrella, se basa mucho en los mejores, concretamente en "The Kid" (Charles Chaplin), adaptando con eclecticismo las situaciones al México de su tiempo. Para el recuerdo, la escena que da el título a la obra, simpático guiño al bolero de Ravel.
Miguel M. Delgado dirige con oficio esta nueva muesca para el lucimiento de su inseparable Cantinflas, si bien sobra un tramo de un viaje a Acapulco que parece obedecer más a la necesidad de que el metraje sobrepasase la hora y media.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin embargo, poco más se puede pedir a la simpática comedia que acaba con una reflexión universal bien tierna: el problema que supone tener que custodiar a un hijo... y el reto aún mayor que es ver cómo termina abandonando el nido. Destacar en el elenco a Manola Saavedra como la profesora que finalmente roba el corazón de Cantinflas.