Liam Neeson aporta sus innegables dotes de actor y presencia física para encarnar a una mítica figura escocesa del siglo XVIII. En aquel año de 1995, Hollywood pugnaba por medir a héroes venidos de aquella isla, especial mención a la versión de Mel Gibson del mítico Wallace en Braveheart.

Rob Roy, en mi humilde opinión, es una película de pocas pretensiones, con un magnífico reparto (Jessica Lange aporta belleza madura y una gran química en pantalla con Neeson, John Hurt, Brian Cox, etc) y que cumple a la perfección con lo que se puede espear de una cinta de capa y espada. Tiene una dosis de violencia muy acentuada, que en ocasiones no deja de ser sorprendente en el género, hay fases muy oscuras.

Sabrán en otro lugar hasta qué punto es veraz o no el retrato de este forajido de leyenda, pero indudablemente, se deja ver con mucha comodidad, tal vez no pertenezca en la retina como otras películas de mayor calado, pero es verdaderamente entretenida y se agradece en sus revisionados.

Especial mención al duelo de Neeson con Tim Roth. El segundo crea un magnífico villano, empero con mucha improvisación y hasta creo que sobre-actuación, que podría ser nefasta, pero en este antagonista queda muy bien. Los personajes pueden pecar un poco de planos, así que el arco que sigue el granuja espadachín inglés (los pobres han pagado haber incenciado Washington con muchas derrotas en la gran pantalla) es muy de agradecer.

Asimismo, me gustaría romper una lanza por el último tramo de la aventura, especialmente la justa de honor y la sensación de angustia en los duelos de esgrima. Están muy bien y son secuencias muy bien filmadas.