Los 90 fueron una década muy dura para Michael Douglas. No contento con el poco grato trabajo de retozar con con una jovencita llamada Sharon Stone, en esta película de 1994, es la gratísima madurez de Demi Moore la que ronda a nuestro pobre hombre, qué mala vida para el bueno de Michael, no se merecía aquellos sinsabores el hombre.

Barry Levinson crea una propuesta que podría ser interesante, cambiar los roles para denunciar la realidad de los acosos laborales. Este juego de poner a un hombre maduro bajo la merced de una mujer inteligente y calculadora, deseosa de vengarse de su antiguo affaire, da como improbable resultado, una tibia cinta que pasa sin pena ni gloria ante los ojos del espectador.

El nivel actoral es bueno, Donald Sutherland y los otros secundarios están eficaces, Douglas se maneja bien con su rol, mientras que Demi Moore encaja con el perfil de mala-buenísima, pero nada termina de arrancar, nos e empatiza con nadie y el resultado fue un fracaso justificado ante la crítica.

Este thriller laboral de tensión sexual no resuelta, no da una imagen de una cinta movida y atractiva, sino personajes propios de un retablo, inmóviles y estáticos, ante unos minutos de metraje correctos y sin sabor.