No podía quedar así. La industria no podía permitir al director Garry Marshall no volver a intentar reunir, casi una década después, a su pareja ganadora, Richard Gere y Julia Roberts, que habían pegado el taquillazo de sus respectivas carreras con la célebre "Pretty Woman", una de esas comedias románticas que todo el mundo reconoce cuando la pasan por televisión.

Lo cierto es que Marshall y su equipo, cuanto menos se lo trabajan a la hora de crear una trama que quizás sea más ingeniosa que el cuento de hadas anterior, aunque también tiene ese aroma de irrealidad. Al parecer, no importan los desplantes y sus idas de cabeza, muchos pretendientes siguen soportando las incertidumbres de una chica errante ante el altar, interpretada por Julia Roberts, que podrá ser mil cosas, pero antes muerta que soltera.

Richard Gere, por su parte, caracteriza a un periodista en horas bajas que trabaja para su ex mujer (ay, qué humillación para todo un galán) y piensa que puede estar muy bien un reportaje sobre esta dark bride. Entre eso y cubrir noticias en Oriente Medio, no hay dudas posibles.

Marshall dirige con oficio la trama, cuenta con muy buenos secundarios y complace al público que quiere satisfacer. Un artesano comercial y efectivo, repitiendo viejos clichés.